Crítica de Sin Frenos (2012)
Sorprende que un tipo tan intenso como David Koepp ofrezca un divertimento de primera, simpático, fresco y de aire ochentero como Sin Frenos.
Wilee es un gran estudiante y un joven sobradamente preparado que no está dispuesto a encerrarse a trabajar en un despacho si eso supone aparcar la bicicleta sin frenos con la que recorre las calles de Nueva York mientras trabaja de mensajero. Un buen día Wilee recibe un encargo que un policía corrupto intentará evitar a toda costa.
La puesta en escena de Sin Frenos tiene garra y fuerza, y además luce moderna y espectacular, con un montón de accidentes que evitar gracias al tiempo mental de un protagonista que visualiza las posibilidades antes de elegir la adecuada. Mientras tanto, un divertido ejercicio de especialistas con muy poco aporte digital.
Michael Shannon se lleva la gloria de la función, con un personaje patético y consciente de la repulsión que provoca, pero que se lo pasa muy bien en una película que no necesita de su habitual intensidad. La espectacular Dania Ramirez tiene tiempo de sobra para lucir sus encantos y además tiene una de las mejores frases de la película.
Una propuesta ligera ideal para pasar hora y media entretenido.