Crítica de ¡Piratas! (2012)

Aardman es infalibe -aunque nadie le hiciera caso a Arthur Christmas: operación regalo– y ¡Piratas! su nueva obra maestra. Peter Lord vuelve a dirigir doce años después de Chicken Run, esta vez con un guión de Gideon Defoe, que adapta sus dos primeros libros de la serie The Pirates!: The Pirates in an adventure with scientists y The Pirates in an adventure with whaling, dos libros que dan como resultado una de las películas de animación -stop motion- más locas que recordamos y que presentan al pirata más entrañable desde los tiempos de Peter Ustinov y Mi amigo el fantasma.

La película cuenta las aventuras de un desastroso grupo de piratas, comandado por el Capitán Pirata, que ansía el premio de Pirata del Año más que nada en el mundo, pero que se queda corto en méritos comparado con el resto de temidos corsarios de los mares. En uno de sus abordajes en busca de oro y fama pirata se encontrarán con un personaje muy especial que les llevará a Londres en busca de fama.

En ¡Piratas! no hay tiempo para el respiro ni para esconder la sonrisa ni la carcajada. Los gags, las referencias y los homenajes  se suceden a toda velocidad, envueltos en una escandalosa banda sonora con canciones de The Clash, The Pogues o, atención, The Flight of the Conchords (!), todo muy lejos de la habitual música de ambientación pirata.

Demasiado alocada para destinarla exclusivamente a un público infantil, la película tiene un humor y una trama mucho más disfrutable para el adulto que busque algo inteligente y fresco en la cartelera estival. Pero es mucho más que una comedia refrescante: es otra obra de arte made in Aardman que no tiene nada que envidiar a la excelente Walace y Gromit: la maldición de las verduras.

La única pega, además del doblaje en castellano -con algunas voces dobladas por futbolistas-, son unas tres dimensiones innecesarias en una película que es un frenético ejercicio de comedia veloz donde no hay tiempo de apreciar planos excesivamente largos ni memorables. Destacar el reparto coral de su versión original, donde destacan Hugh Grant, el protagonista absoluto de la función, Martin Freeman -el único actor que se parece físicamente a su personaje además de… Andrés Iniesta-, David Tennant -como el personaje “especial” que les lleva a Londres y la gran Imelda Staunton como villana de la función.

Una gozada y nuestro título de animación favorito de este año, demostrando que no hace falta ser un gañán histriónico -¿verdad, Jack Sparrow?- para ser un pirata con carisma: con un poco de plastilina basta.