Crítica de Non-Stop (Sin escalas)
Jaume Collet-Serra tiene el mejor trabajo del mundo. Debutó con la estupenda La casa de cera, mucho más que una película con Paris Hilton, y después del encargo de Goal II (bueno, todos sus trabajos son encargos, pero este lo era mucho más), rodaría la interesante La huérfana, un perturbador thriller que funcionaba como un reloj. Y a partir de su siguiente trabajo, Sin Identidad, comenzaría una alianza con Liam Neeson que le llevará a estrenar ahora mismo Sin escalas y el próximo año la esperada Run all night. Seguro que en España también colocan un buen SIN en su título.
Sería demasiado sencillo cargarse una película como Sin escalas, una historia demasiado trillada y rocambolesca, pero sobre todo alocada, para los cerebros más asentados del patio de butacas. Hay tantos frentes abiertos a lo largo de su (un pelín alargado) metraje, que al final de la función alguno se queda en el aire (chiste), estropeando por momentos el divertido recuerdo de una aventura trepidante y, por qué no decirlo, pretendidamente idiota.
El punto de partida de la historia es prometedor: un vuelo comercial lleno hasta la bandera, un asesino entre la tripulación y un quemado agente del servicio aéreo que tiene un rato para descubrir al criminal. ¿Agatha Christie? ¿Alfred Hitchcock? Bueno, digamos que Collet-Serra tiene otro tipo de suspense en la cabeza.
El guión de John W. Richardson, Christopher Roach y Ryan Engle está demasiado lejos de esos referentes, así que la solución es abrumar y sobrecargar con situaciones, entre inverosímiles y rematademente estúpidas, cada uno de los intentos de Bill Marks (Liam Neeson) por descubrir quién es el sospechoso.
Afortunadamente, el director conoce el material del que están hechos los sueños y las pesadillas cinematográficas, así que se sirve de su talento para agilizar la narración, aportar un par de secuencias notables mostrando su dominio del tiempo y el espacio y nunca, nunca, tomarse en serio a sí misma. Un buen ejemplo de este último detalle es la interpretación de la cada vez más perdida Julianne Moore, a la que hemos visto recientemente en la desastrosa Carrie.
Una pequeña decepción para los fans de El Equipo A o La Casa de cera, pero un divertimento mucho más agradable que volar con Ryanair.
3 / 5