Crítica de Los Últimos Días
Hay veces, como todo en esta vida, en la que te armas de valor y cual Don Quijote a lomos de su Rocinante, te entra esa heroicidad por el cuerpo que te da ganas de enfrentarte a un Molino de Viento a sabiendas de llevar las de perder.
Sensaciones inexplicables como la anteriormente mencionada me dio de bruces ante Los últimos días, una nueva producción de ciencia ficción “made in Spain”, pero con una serie de tráilers que incitaban a todo menos a ir hasta el cine, en estos días de lluvia para verla el día del estreno. A la cabeza tras las cámaras en las labores de dirección y guion encontramos a los hermanos Álex y David Pastor, con sus pinitos internacionales en otra oda a la catástrofe pero con moderado buen resultado final en “Infectados”. Haciendo uso de un nada despreciable presupuesto de cinco millones de euros, aunque muy lejos de las millonadas presupuestarias del territorio americano, se abarcan en el género de la ciencia ficción con grandes dosis de drama, acaeciendo estos hechos en la misma Barcelona.
La premisa de Los últimos días parte de la ya bastante trillada historieta de pandemia-psicosis-caos mundial, pero esta vez desde una perspectiva más psicológica, siendo la comparación fácil la de algunas obras de M. Night Shyamalan, pero viendo los últimos trabajos de éste preferimos obviar el casi desagradable detalle. En liza una especie de agorafobia o pánico a los espacios abiertos va apoderándose poco a poco de la población mundial, causando una buena oleada de muertes, algunas bastante cómicas como la muerte inicial en la sala de oficinas. Marc, interpretado por un increíblemente inexpresivo, frio y acartonado Quim Gutiérrez, que parece enfadado desde el minuto uno del largometraje, emprenderá la búsqueda por diferentes entornos subterráneos de su novia Julia, interpretada por la siempre bella Marta Etura, desde luego la que mejor vocaliza de toda la película.
Sin embargo es el personaje secundario de lujo, denominado “el Terminator” y encargado de los despidos en la oficina, interpretado por el incombustible José Coronado, de lejos, el que mayor cualidad interpretativa aporta, con un actor que parece vivir una segunda juventud, con una variedad de registros nada desdeñable y que ha vuelto a resurgir por él un gran cariño por parte del público. Estéticamente la película luce bien, la iluminación y ambientación consigue atraparte durante bastantes momentos y ciertas escenas aportan un buen grado de tensión, aunque la aparición, por ejemplo, de unos “nómadas salvajes” de supermercado de un poco de vergüenza ajena. El desarrollo es rápido para ser una película donde mayormente sólo tendremos en pantalla a dos actores y ni cansa ni aburre, los flashback son un recurso recurrente en gran parte del metraje. Las sorpresas estarán a lo largo del día, aunque la fantasía se desproporcione por momentos, pero le falta esa pizca canalla e irreverente que le hace palidecer en su clímax final.
Los últimos días apunta alto, pero no llega, quizás por no saber jugar bien sus pretensiones, pero no se queda abajo del todo, sino sólo a mitad de camino, por lo que no es una mala película pero sí bastante olvidable tras su primer visionado. No sería una producción a recomendar ya que no será del gusto de todos, pero será una buena opción para los amantes del cine catastrófico, los fans de José Coronado y los curiosos que quieran ver una ciudad de Barcelona infográficamente derrumbada por el caos. Mención especial a la participación de Leticia Dolera, muy corta pero “aplastante”. Aprueba por los pelos, los de José Coronado, y eso que ya no anda muy sobrado de ellos.