Crítica de Los becarios (2013)
Shawn Levy está haciendo mucho daño a la comedia actual mientras se va haciendo cada vez más rico. Y supongo que la culpa es nuestra, pobres desgraciados que pagamos la entrada.
Si en su función de productor tocapelotas se cargó el atractivo de una película potencialmente imparable como Los amos del barrio, ahora regresa para colocar a los protagonistas de la divertidísima De boda en boda en Google y volver a pecar de conservadurismo familiar soso.
Me gustaría comprobar qué es capaz de hacer cualquier otro tipo divertido con un plantel y una premisa como ésta, aunque no sea más que un viral multicolor de una de las empresas más poderosas del planeta. Una vez más, Levy se limita a ordenar que nadie se sobrepase y a que todos los públicos posibles acudan en masa a los cines sin miedo a ofenderse.
Es una pena, pero hay tanta paja y tanta arritmia que llegan a lastrar las ganas que Vaughn y Wilson le ponen a la peli. El personaje de Rose Byrne y su trama ni siquiera deberían existir, y la enésima demostración de peterpanismo desfasado y de superación nerd capitaneada por idiotas de buen corazón ya lo hemos visto muchas veces mejor reflejada, tanto con los dos protagonistas como por cualquier otro gran cómico americano.
A pesar de lo molesto de la situación, las estrellas de la función aguantan el tipo y brindan algún momento realmente hilarante. Lástima que uno no pueda dejar de pensar en lo que odia a su director.
Aléjate de la comedia, del cine y de mi vida, por favor.