Crítica de Enemy
Parece que el canadiense Denis Villeneuve tiene facilidad para conquistar a todo tipo de público. Incendies gustó mucho a la crítica y a una buena parte de espectadores arriesgados y menos dados al cine más convencional y taquillero.
Después, el director pareció decidido a conquistar a la masa, y lo consiguió con Prisioneros, un thriller con estrellas y aires reposados.
Casi medio año después de haber disfrutado de la proyección en el pasado Festival de Sitges, llega a las pantallas españolas Enemy, un sórdido thriller donde repite con Jake Gyllenhaal y que resulta su film “fantástico” y una de las sorpresas de la temporada.
Coproducida entre España y Canadá, basada en un relato de José Saramago y con guión de Javier Gullón (El rey de la montaña), Enemy desdobla a su protagonista y ofrece un misterio dopelanger de proporciones cósmicas para tu cerebro.
Se trata de un thriller de fuerza imparable, rodado con aplomo y recordando al estilo más reposado de un De Palma o un Cronenberg de mediados de los ochenta. Enemy es cine que entra directo al cerebro y deja imágenes para el recuerdo. Imágenes imborrables que es mejor no desvelar y que elevan el misterio de la película hasta cotas difícilmente superables, por más que la inminente The Double, de Richard Ayoade, esté cosechando mejores críticas.
Inteligente y provocadora, siempre elegante, Enemy volará tu cabeza desde el punto de partida: un profesor de literatura descubre, viendo una película, que su protagonista es idéntico a él. Ojo a las consecuencias que traerá su interés por la identidad del actor.
El extraordinario trabajo de Villeneuve amplifica un guión justo en palabras pero muy rico en matices, detalles y pistas que despistan. Un puzzle narrado desde vete a saber qué parte del hemisferio Gyllenhaal y uno de los finales más alucinantes que recuerdo haber visto jamás en una pantalla de cine.
Cine estimulante que aguijonea el alma. Muy recomendable.
5 / 5