Crítica de Bienvenidos al fin del mundo (2013)
Si con Shaun of the dead y Hot Fuzz (prometí no volver a repetir jamás sus títulos nacionales) asistimos a las aventuras trepidantes y caricaturizadas, aunque más en la segunda, de unos personajes a los que no podía pasarles nada malo (y si pasaba, daba igual), en la tercera aventura nos presentan a sus personajes más humanos y cercanos hasta la fecha.
Un grupo de viejos amigos, por voluntad del más bandarra de la pandilla y ex-líder de la misma, decide repetir una histórica juerga acontecida veinte años atrás en el tiempo, cuando jóvenes y alocados, recorrieron los pubs de su pueblo para consumir una pinta de cerveza en cada uno. Pero ya nada es igual, ni en sus vidas ni en la de nadie. Los tiempos cambian y la globalización está más presente que nunca. Hasta ahí, ninguna sorpresa, pero las cosas darán un giro importante cuando descubran, en mitad de la borrachera, que quizá algo más está sucediendo en el mundo.
La premisa de The World’s End es sencilla y tierna, pero gracias a un puñado de actores prodigiosos y a un ritmo endiablado donde las mayores carcajadas provienen de los diálogos (MILAGRO), Edgar Wright pone toda la carne en el asador de su querida ciencia ficción. De Jack Finney al Doctor Who más modernizado, al igual que con los zombies, Wright demuestra dominar más que nadie los referentes que tiene que combinar para dejarnos con un gran sabor de boca a pesar del tono gris de la historia. Que ni siquiera necesite unas líneas para acongojarnos, que consiga enternecernos por algo tan simple como la composición de un plano, es otra de sus mayores virtudes.
Porque Bienvenidos al fin del mundo es cine trepidante y adrenalítico, pero también humano y sentimental. Y es que también es ciencia ficción de acción. No en vano, una de las peleas principales de la película es puro slapstick, y aún así, se convierte en la mejor secuencia de acción que recuerdo desde las peleas de Speed Racer, aquella maravillosa peliculaza a la que el tiempo pondrá en el lugar que se merece. Por cierto, que no se me olvide enviar un abrazo a Nick Frost, la mezcla perfecta entre Hulk y Bud Spencer y una de las mayores máquinas de dar hostias como panes que hayas visto en mucho tiempo.
Una vez más, la selección musical de Wright es excelente y puro ambiente pub, siendo parte esencial del relato, solo hay que escuchar las primeras palabras de la película.
¿Volveremos a ver a los artífices de Spaced de nuevo en el cine? No lo sabemos, pero lo que sí podemos es quedarnos tranquilos cuando Edgar Wright presente su primera mega-película, el Ant-Man de Marvel, por varias razones: porque lleva cuatro joyas de cuatro y porque ya demostró con Scott Pilgrim que adaptar un cómic no se le da nada mal.
La película que necesitas ver estas navidades y una de las grandes triunfadoras del año que se nos va.