Crítica de Capitán Kóblic
La dictadura que bajo el mando del militar Jorge Rafael Videla vivió Argentina entre 1976 y 1983 es, sin duda, la más cruenta de la historia del país sudamericano y unas de las más violentas del siglo XX, por la cantidad de muertos y desaparecidos que provocó en tan breve periodo de tiempo. Más de treinta mil, unidos a los miles de exiliados que abandonaron Argentina huyendo del régimen y que provocaron un cisma en la sociedad del país cuyas consecuencias aún se perciben en nuestros días.
El cine ha tratado el tema en varias películas, algunas de ellas muy notables como La historia oficial (1985), Kamchatka (2002) o El secreto de sus ojos (2009). Capitán Kóblic es la última muestra y contaba con dos ases en la manga. El primero, el actor Ricardo Darín, genio absoluto de la escena hispanohablante capaz siempre de captar la atención del espectador desde el primer minuto y de emocionar con la técnica del “menos es más”. El otro as era el director de la cinta, Sebastián Borensztein, cuya anterior película Un cuento chino —también con Darín como protagonista— era una deliciosa fábula sobre la soledad, las manías que esta conlleva y cómo la amistad y el amor pueden surgir en los lugares y entre las personas más insospechadas.
Estructurada como un western contemporáneo, Capitán Kóblic se centra en uno de los episodios más macabros de la dictadura de Videla, los conocidos como “vuelos de la muerte”. En estos vuelos, el régimen cargaba aviones llenos de presos y disidentes de la dictadura, para lanzarlos vivos, en pleno vuelo, al mar. Darín interpreta a Kóblic, un piloto militar que tras conducir uno de los vuelos deserta del ejército, atormentado por su conciencia, para ocultarse en una peligrosa colonia en la que la ley y el orden están impuestos por un corrupto comisario, interpretado magníficamente por Óscar Martínez.
Fargo + Los Puentes de Madison = Capitán Kóblic
Capitán Kóblic funciona a dos niveles, fruto de la mezcla de géneros que intenta, pero el resultado es desequilibrado. La trama de Kóblic oculto en la colonia e intentando pasar desapercibido, mientras se gana la vida como piloto fumigador, funciona bien. Darín transmite la angustia de su personaje, cuyos remordimientos le han dejado sin nada y al borde de la muerte si es descubierto, justo cuando estaba a punto de jubilarse. Pero Borensztein —autor también del guion junto a Alejandro Ocón— falla cuando introduce el elemento romántico en la historia. La española Inma Cuesta interpreta a una mujer obligada a convivir maritalmente con un hombre al que no ama y del que además sufre maltrato. Obviamente, la llegada de Darín terminará provocando un romance entre ambos. Es aquí donde Capitán Kóblic se vuelve previsible y pierde interés. Cuesta hace un notable esfuerzo para que su acento argentino resulte natural, y su personaje atrae enseguida la compasión del espectador por la miserable vida que lleva, pero Darín no consigue hacer creíble la relación entre ambos.
Al margen de esta vía de la historia, Capitán Kóblic resulta mucho más interesante cuando se centra en la parte de drama. La recreación de los vuelos de la muerte aterroriza y Darín brilla tanto en las partes en las que rememora este episodio como cuando recrea esa especie de Gary Cooper en Solo ante el peligro en el que se convierte su personaje.
Capitán Kóblic es irregular analizada globalmente, como película, pero brilla como retrato del miedo, mantiene el interés y su estructura de western provoca desasosiego. Una película inferior a la anterior obra de Borensztein pero que merece la pena ver para repasar la brutalidad con la que gobernó Videla. Gustará a los fans de Darín, aunque personalmente hubiera preferido que fuese más Fargo y menos Los puentes de Madison.
Critica
- Dirección - 3/10 3/10
- Actores - 3.5/10 3.5/10
- Guion - 2.5/10 2.5/10
- Fotografía - 3/10 3/10
- Música - 3/10 3/10
Resumen
Capitán Kóblic brilla como retrato del miedo, mantiene el interés y su estructura de western provoca desasosiego.Western contemporáneo que gustará a los fans de Darín y con una Inma Cuesta esforzada pero cuya química con Darín no acaba de funcionar. Me interesa más en los momentos en los que es más Fargo que cuando juega a ser Los puentes de Madison.