Crítica de Buscando a Dory
Ya lo dijo Ramón Gómez de la Serna, “Tenía tan mala memoria que se olvidó de que tenía mala memoria y se acordó de todo”. Con mucha cautela se esperaba la llegada de ‘Buscando a Dory’, la secuela de la aclamada ‘Buscando a Nemo’, una de las grandes obras maestras de Pixar, especialmente tras los regulares comentarios que obtuvieron ‘Cars 2’ y ‘Monstruos University’. Sin embargo, el reconocido estudio de animación ha hecho sus deberes para crear una propuesta digna de pertenecer a la factoría de ‘Toy Story’ o ‘Ratatouille’.
Tras lograr encontrar al pequeño Nemo, Dory se ha instalado junto a Marlin y su hijo en el tranquilo valle en el que ahora viven con la más apacible paz. La pececita cerúlea ha logrado tener una nueva vida, en la que se ha convertido en asistente del profesor Raya. Cuando el maestro lleva a Nemo y sus compañeros de colegio a mostrarles la migración de las mantarrayas, Dory recuerda por qué llevaba tanto tiempo perdida: Tiene una familia que la está buscando. Pese a que hayan pasado ya muchos años, Dory hará todo lo posible por reunirse con los suyos. Junto con Marlin y Nemo, la pececita emprenderá una emocionante aventura hacia sus recuerdos de la infancia.
Ha sido un riesgo apostar por darle un papel protagonista al que se supone era un personaje secundario hecho para ser un alivio cómico y un auténtico roba-escenas. Sin embargo, Pixar ha sabido crear un relato dramático hecho para una de las heroínas más encantadoras del estudio. Si en ‘Buscando a Nemo’, Dory era un personaje complejo, que servía para darle ese punto necesario de catarsis al protagonista, ahora ella, con su desparpajo y su optimismo nihilista, logra adentrar al público en lo que hay detrás de esa amable apariencia. En esto, Pixar derrocha su magia y sus ideales, en los que la memoria a corto plazo de Dory se convierte en una desventaja en la que su protagonista hace su punto fuerte.
Valores como los de aceptar al diferente, la familia y los amigos son vistos en ‘Buscando a Dory’, todo ello iniciando un camino a la inversa de lo que fue ‘Buscando a Nemo’, la hija busca a los padres. Sin embargo, en esa búsqueda la metáfora varía. Se trata de no perder la memoria de uno mismo y la historia que la propia familia aporta como legado. Pocas veces un recuerdo ha sido visto con tanto valor como se ve en esta propuesta y la acerca películas tan diferentes como ‘Up’, ‘La colina de las amapolas’, ‘El secreto del libro de Kells’ o la reciente ‘Zootrópolis’.
Todo hecho con la magia propia de Pixar, con un inicio que deja uno de los mejores comienzos hechos por el estudio y un frenético viaje en constante ascenso que, a cada paso que va dando, más increíble y original acaba siendo. Cierto es que su primer acto tiene una ejecución similar a la de su predecesora, pero una vez se llega al Instituto Marino, la película se despliega con esencia propia, marcando dos ritmos que se coordinan correctamente. Nota aparte está para una increíble experiencia visual, en la que Pixar llegar a plasmar la belleza del océano de una forma casi fotocromática.
Cierto es que para valorarla plenamente hay que evitar caer en la comparación con su predecesora, con la que sale perdiendo. De acuerdo en que no se está ante la gran obra maestra que han sido otras películas de Pixar como ‘Toy Story 3’, ‘Wall-E’ o ‘Del revés (Inside Out)’, pero el estudio hace un claro ejercicio de buena salud en la que ha sido capaz de crear su mejor secuela desde la celebérrima trilogía de ‘Toy Story’ (próximamente tetralogía). También es verdad que Andrew Stanton dirige y guioniza, esto junto con Victoria Strouse, notablemente, equilibrando drama con comedia (el pulpo Hank será una de las grandes sensaciones del estudio en bastante tiempo) y que sabe darle toda su esencia propia a Dory, una de las protagonistas femeninas más interesantes e importantes que ha dado Pixar y la animación en general. Aparte está la reivindicación a favor de aceptar lo diferente, en este caso a aquello tildado de “minusvalía”.
Sin ser una propuesta plenamente original, ‘Buscando a Dory’ es una magnífica película y digna sucesora de ‘Buscando a Nemo’, una increíble aventura sobre la importancia de la familia y, ante todo, del recuerdo de uno mismo. Una fábula sobre la aceptación de lo diferente hecha con la magia que derrocha Pixar en la que encantará a todo tipo de público. Desgarradora y maravillosa.
Valoración de 'Buscando a Dory'
- Dirección
- Guión
- Animación
- Efectos visuales
- Música
Resumen
Una magnífica propuesta de Pixar y una demostración de que siguen en muy buena forma. Supera con creces a otras secuelas del estudio.