Person of interest Temporada 4 Capítulo 10 Recap: The cold war

Person of interest ha vuelto. La serie más intrigante de la pequeña pantalla nos trae un episodio cargado de personas y de interés. Hace ya un tiempo que pudimos ver el episodio anterior y por eso te recomiendo que te leas el recap, por asentar algunas ideas. Nos harán falta. El capítulo número 10 de esta cuarta temporada puede ser algo lioso, intentaré recapitularlo lo más claro que pueda. ¡Alerta spoiler!

Guerra civil

El episodio empieza con Finch comprando algo de comida poco antes de dirigirse a su “oficina”. Si alguna vez te has preguntado cómo es posible que estén escondidos en un lugar tan grande y nadie les encuentre, es tu capítulo. En la antigua –y subterránea- estación de tren encuentra a sus dos chicas favoritas: Root va vestida de oso gigante (cosas de su tapadera de ese día) y Shaw continúa esposada para que no salga y les ponga a todos en peligro.

Ya nada será lo mismo. Cuando Samaritan la reconoció, la vida de Shaw cambió para siempre. Tiene que pensar en ello y percatarse del peligro que ahora corre ella y, por consiguiente, todos. Con Shaw fuera de combate hasta nuevo aviso, es Reese quien tendrá que encargarse de la nueva persona de interés. Se trata de Rachel Farrow (Alexie Gilmore), y la está viendo sentada en un restaurante, algo nerviosa.

Rachel espera a su marido, gerente de un fondo de inversión en Bolsa. Sin embargo, recibe una visita inesperada; es Lambert (Julian Ovenden), agente de Samaritan. Le cuenta que sabe muchas cosas sobre ella, que sabe que su marido es bastante violento, y que quiere matarle. Pero ya no tendrá que hacer nada, no le molestará más, porque ya está muerto. Efectivamente, el hombre muere en plena calle poco antes de llegar al restaurante, y Reese sabe que detrás de eso hay algo raro.

Lo siguiente da mucho miedo. Finch se da cuenta de que Samaritan acaba de encargarse de su número, es decir, Rachel iba a matar a su marido y lo ha impedido, aunque sea matándole ella misma. Están llamando la atención del grupo. Pero Samaritan está programada para descartar ese tipo de crímenes. Cuando Lambert sale del restaurante, se dirige hacia una cámara de vigilancia. “Sé que estáis observando, siempre lo estáis. Tengo un mensaje para la Máquina y sus agentes. Samaritan dice “Hola””.

Hay algo en lo que coincido plenamente con Shaw, aparte de eso de pensar que Root está un poco mal de la cabeza: Samaritan es muy eficiente. Y sus agentes, además, son muy buenos. Ahora controla la ciudad, todo funciona a la perfección y eso les evidencia. Encontrar a la Máquina se ha convertido en prioridad para Samaritan, aunque Root está convencida de que la Máquina les protegerá. Finch no está tan convencido, ambos sistemas no son tan diferentes. “¿Qué pasaría si un día un sistema amigo decidiese acabar con el hambre en el mundo matando a cierto número de personas?” Root piensa que la Máquina no lo haría, pero Finch sabe que carecen de moralidad, porque no son humanas. Y eso se nos olvida.

Inquietante tabú

Londres, 1973

La serie nos traslada entonces a Londres. Pero a Londres en 1973. Podemos ver a Greer hablar con su superior en el servicio secreto británico, Blackwood (Michael Siberry). Éste le encomienda una nueva misión, encontrar a Oleg Luski (Roman Blat), un agente del soviético KGB que se hace pasar por abogado en la capital. Blackwood le recomienda que se busque un compañero. Además, debe mantenerlo todo en secreto.

Presente

Martine se aburre, y limpia su pistola. Aunque Samaritan no ha conseguido encontrar a Shaw, Greer sabe que se dejará ver tarde o temprano. Reese, por su parte, anda tras una nueva persona de interés cuando recibe una llamada de Fusco. Está contento: la ciudad lleva un día entero sin incidentes de importancia y hasta han podido atrapar a algunos criminales que llevaban años buscando.

Reese descubre que la persona de interés que tiene delante tiene una bomba, pero cuando va a actuar aparecen los SWAT y se lo llevan. No le ha dado tiempo. Samaritan se le ha adelantado, está haciendo su trabajo. Shaw piensa que es algo bueno, esta vez ni siquiera ha matado a nadie. Pero Finch está preocupado: “Esto es la calma antes de la tempestad”.

Root llama a Finch, la Máquina le ha mandado unas coordenadas de una zona sin vigilancia donde tiene que encontrar a alguien. ¿Lo hará por email? ¿Por WhatsApp? Esa persona es Lambert. Root le encañona y cachea, resulta que tiene un mensaje de parte de Samaritan para la Máquina: quiere la paz, y deben mantener una conversación para llegar a un acuerdo. Les ha enseñado como sería la ciudad bajo su control, pacífica y organizada. Antes de marcharse, Lambert le cuenta a Root que ahora verán como es sin ella.

La ciudad es un caos. Reese va detrás de un nuevo número pero éste desaparece de la señal GPS, Finch va detrás de otra persona de interés y Fusco reclama algo de ayuda de John pues la policía necesita refuerzos. Samaritan está haciendo de las suyas.

Quimera

Londres, 1973

Greer y su compañero Jacob esperan a Luski. Cuando aparece, se huele el asunto y dispara a Jacob, a lo que Greer responde disparando a Oleg. Después llama a Blackwood y le cuenta que la misión ha fallado, su compañero a muerto y va a interrogar a Luski. Su jefe no responde, simplemente cuelga el teléfono.

Presente

Greer le cuenta a Martine que lo único que ha hecho Samaritan es compartir cierta información. Del resto se ha encargado la gente. Todo para hacer ver a la Máquina de que la humanidad les necesita, y que es mucho más poderosa que ella. Samaritan ha revelado la lista de testigos vigilados y ha puesto la ciudad patas arriba. Finch ha conseguido salvar a su persona de interés de una explosión, pero han perdido otros siete números. No dan abasto. Root aparece, la Máquina le ha comunicado que es hora de hablar con Samaritan.

Londres, 1973

Greer tiene algunas cosas que preguntarle a Luski. La más importante: ¿cómo reconoció Oleg a Jacob? La respuesta es asombrosa. Luski es un agente doble, y también trabaja bajo las órdenes de Blackwood. ¿Entonces? Resulta que su jefe también es agente doble. Greer decide no matar a Oleg, ya no estará más a las órdenes del servicio secreto.

El diario no hablaba de ti

Presente

Greer está de acuerdo con la Máquina, es hora de hablar. Vemos a Lambert en una iglesia, está esperando a Root, que aparece apuntándole con un arma. También llega Martine, que se sienta detrás de la agente y le apunta a ella también. Por último hace acto de presencia, desde arriba, Reese, que tiene en la mirilla de un rifle a la propia Martine. La situación es, como menos, curiosa. Se intercambian una dirección. El encuentro está cerca.

Shaw piensa ayudar a Root, que es la que va a ir como representante de la Máquina al encuentro. Pero no todo es como nos lo imaginamos. Greer no es quien hablará por Samaritan como sería de esperar, sino Gabriel (Oakes Fegley), un niño con un auricular que según dice Samaritan -a través de él mismo- es un hacker experimentado. Gabriel suelta por la boca lo más grande: que los humanos son basura, básicamente, y que si se les deja a su aire todo es crimen y violencia.

Me parece muy importante las palabras de Samaritan sobre la Máquina y lo que le sorprende que, incluso teniendo a Root en pantalla, no consiga identificarla. Ella también ha hecho bien su trabajo. Pero Samaritan solo quería, en definitiva, decirle una cosa. La destruirá. “La pregunta es, ¿dejarás que destruya a tus agentes contigo?”.

Londres, 1973

Greer va a visitar a Blackwood y le cuenta que dejó escapar a Luski. El jefe trata de sacar su pistola, pero Greer se adelanta, le apunta y le confiesa que sabe que es un traidor. Las fronteras, los servicios secretos, todo eso en un futuro –dice-  será inútil, no existirá. Después de la charla, mata a Blackwood y destruye los archivos donde aparece.

Presente

La conversación entre la Máquina y Samaritan continúa. La primera afirma que las diferencia que ella tiene un código moral, y Samaritan asegura que eso mismo la hace vacilar. Algo saben las dos: para evolucionar necesitan de los humanos y por eso ella se encargará de mantenerlos con vida, eso sí, bajo su firme mando. La Máquina entiende que quiere convertirse en algún tipo de Dios, pero ella no diferencia entre dioses y monstruos. Además, no piensa sacrificarse por sus agentes, ya que ellos defienden los mismos principios que ella. Y ahí termina la conversación.

El final es altamente tentador. Shaw decide que ya no puede estar más tiempo escondida y sale a intentar poner un poco de orden en las calles. Greer le cuenta a Lambert que están frente a un nuevo comienzo, algo mundial. La Máquina manda a Root a Wall Street: Samaritan ha implantado un virus, los problemas están servidos.

Opinión

Sin duda, estamos frente a uno de los mejores capítulos de Person of interest. Me ha gustado mucho el momento de Root hablando con el joven Gabriel, que además actúa muy bien. La conversación era muy rara pero dice mucho de ambas partes. Con Samaritan metiendo las narices en la Bolsa, podemos augurar un colapso financiero. ¿Podrá la Máquina hacerle frente? Además, los flashback nos han ayudado a ver un poco más de cerca la figura de Greer, siempre tan misteriosa. En 1973 ya se atrevía a vaticinar la existencia de los sistemas de vigilancia como Samaritan.

Puntuación: 9

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