Festival Offscreen: Semana 1
Un año más, y ya van ocho, las calles de Bruselas se llenan de carteles de viejas películas que nos recuerdan que, no hace tanto tiempo, las proyecciones cinematográficas estaban muy lejos de la imagen pulcra y nítida en altísima definición que llenan los cines de hoy. Ha llegado el Offscreen.
Si el año pasado, mi primera experiencia con el festival, fue Robin Hardy con su montaje desaparecido de la extraordinaria The Wicker Man quien puso el punto de calidad, este año el turno es para Tobe Hooper, que presentará el milagro de la restauración 4K de una de las películas más importantes de todos los tiempos: La matanza de Texas.
Pero no será la única peli de Hooper que veamos en Bruselas durante estas casi tres semanas de locura. Como puedes ver en el cartel del festival, Cannon Films es el verdadero protagonista del certamen. Y bajo el paraguas de Golan-Globus el bueno de Hooper rodaría tres películas: la secuela de su histórico film, la infravalorada (en su momento) Lifeforce: fuerza vital, y la irregular Invasores de Marte.
Pero vamos a poner orden a esta primera semana de locura, butacas antiguas como el celuloide y momentazos inolvidables.
El pasado cuatro de marzo se daba el pistoletazo de salida con A pigeon sat on a branch reflecting on existence, ganadora del León de Oro en Venecia, de Roy Andersson, cineasta sueco especializado en incomodar a base de cámaras estáticas llenas de vida. Toda una sorpresa surreal, absurda, mágica. Una de las pelis más importantes de la temporada.
Y como la cinta inaugural supuso un profundo desgarro anímico y cerebral, qué mejor que dos apuestas muy distintas para la segunda jornada. La interesante Honeymoon, de Leigh Janiak, atrapó a los espectadores que llegaban con pocos datos del film, algo complicado en estos tiempos que corren y más si tenemos en cuenta que ya se ha visto en varios festivales del año pasado. Cobra, el clásico (sí, has leído bien) de George P. Cosmatos, y uno de los dos títulos que Stallone rodó para Cannon, ponía punto final a la segunda jornada.
El tercer día llegaba uno de los platos fuertes de la mano de Peter Strickland, que venía de la redonda Berberian Sound Studio, y The Duke of Burgundy no decepcionó a nadie. Como es lógico, el nuevo trabajo de este simpático parlanchín británico es mucho menos efectista (chiste) que su anterior film, pero la belleza de las imágenes seleccionadas para narrar una historia horrible y la música de Cat’s Eyes cumplen con nota. Grandioso trabajo de sus dos protagonistas. Se hablará de su nuevo trabajo, esperemos que llegue a España en algún momento… junto al resto de sus obras.
La reposición de Matango, de Ishirô Honda y el jolgorio de Exterminador 2, ambas en 35mm, cerraron una perfecta noche de viernes.
El sábado llegó el turno de la clase magistral de Tobe Hooper, donde el gran Stephen Thrower (autor de dos libros bien chulos sobre Jesús Franco y sobre el cine de explotación) hizo las preguntas correctas y condujo habilmente los lejanos recuerdos del director. Después, Hooper presentaría las proyecciones de su loco debut, Eggshells, y la cult Lifeforce. Momentos inolvidables para quienes crecimos con este cine.
El domingo fue un día de altibajos que comenzó muy fuerte con el montaje del director de Little shop of horrors, la obra maestra de Frank Oz y, si me permiten la osadía, del cine musical americano. La cosa se puso seria con The Tribe, del ucraniano Myroslav Slaboshpytskiy, un film de 130 minutos interpretados en lenguaje de signos sin subtitular que es la apuesta más radical que hayamos visto en años, y lo es por una narrativa asombrosa, una cámara estudiada hasta el más mínimo detalle y una carga de violencia emocional y física difícilmente superable. Una de las apuestas de lujo de este Offscreen que debería ser obligatoria. The Creeping Garden, un simpático documental sobre hongos inteligentes y El día de los trífidos versión 1963 (con Freddie Francis sin acreditar como codirector), cerraron mi domingo, aunque también se proyectaron Desaparecido en combate dentro del ciclo Cannon y Trampa Mortal con presencia de Tobe Hooper. Pero tenía que ver The Tribe, claro.
Mi primera semana terminó recuperando la entrañable Delta Force de Menahem Golan, en flamantes (más bien flambeantes) 35mm el día del 75 cumpleaños de Chuck Norris.
No se puede pedir más.