Narcos, la serie del año en Netflix (1)

Anoche traspasé el ecuador de la primera temporada de la serie de Gaumont y José Padilha, y aunque es pronto para dictar sentencia (aunque la tengo bastante clara), vamos a empezar a comentar la jugada maestra que, de tapadillo, la plataforma de pago estrenó la semana pasada. Las conclusiones, a finales de semana.

Narcos supone varios reencuentros. El principal, el del protagonista con su director en Tropa de Élite. Wagner Moura, el inolvidable Nascimento del díptico brasileño de Padilha, está inmenso como Pablo Escobar, el narcotraficante más popular de la historia y responsable de más de diez mil asesinatos. Casi nada. El Patrón de Moura, siempre colgado de la marihuana, fiel a sus principios y cabeza de familia, tampoco es que pueda humanizarse demasiado. La frialdad y crueldad del personaje, aunque por momentos pueda caer simpático, no lo permite. Su acento colombiano y el esfuerzo de tener su papel en español, hacen de su interpretación una de las grandes del curso televisivo. Nada que ver con el interpretado por Vincent Chase, eh.

El otro gran papel de la serie recae en Boyd Holbrook, recientemente visto en Perdida y Una noche para sobrevivir. En la piel del agente Steve Murphy, el actor está ante la oportunidad de su vida y cumple con creces a base de carisma y bigotazo.

De momento, tras seis de los diez episodios, el ritmo, la fotografía y la violencia brutal han conquistado a un servidor, que agradece que por una vez, las tramas sean menos complejas, que se ayuden por un montón de imágenes de archivo y que nos devuelvan a los tiempos en los que la ficción gangsteril no se guardaba nada y lo mostraba todo.

En un par de días sacaremos conclusiones, pero no puedo más que recomendar su visionado y disfrutarlo poco a poco, saboreando hasta la última gota de sudor y sangre.