Humans Temporada 1 Capítulo 4. Análisis
Si algo me gusta de Humans es que es una serie muy poco americana. A pesar de estar producida por AMC, la cadena de Mad Men, Breaking Bad o The Walking Dead, Humans es una serie 100% europea en su formato, tal vez herencia de ser un remake de la original sueca Real Humans.
Al margen del dato obvio de que la serie esté ambientada en Gran Bretaña, su primera temporada es corta (8 episodios), su ritmo es pausado, y no siente la necesidad de buscar el giro continuo cada diez minutos para mantener la atención del espectador. Además la fotografía recuerda a series nórdicas como Borgen y en este cuarto capítulo no ha dudado en seguir profundizando en las vetas más incomodas de las tramas que nos estaba presentando hasta ahora.
En este capítulo cuatro de Humans nos hemos encontrado con una de las escenas más incomodas vista en cualquier serie de televisión en mucho tiempo. Me refiero obviamente a la escena de sexo entre el padre de familia y Anita, la androide protagonista. Es una escena breve, en la que no se ve nada pero que destila suciedad e incomodidad en cada fotograma. Una violación (aunque el sexo consentido sea una de las utilidades de serie de los robots en la serie), que nos sitúa en un lugar incomodo que ya hemos visitado, y me temo que visitaremos más veces, durante los visionados de Humans.
En este capítulo cuatro de Humans se han continuado desarrollando el resto de tramas transversales a la principal de Anita. Hemos confirmado que el personaje de William Hurt va a tener gran importancia por su pasado como principal creador de los androides.
Humans insiste en hacer hincapié sobre el tema de los derechos y afectos que unas inteligencias artificiales tan avanzadas como las que se nos muestran en la serie podrían tener y reclamar, y en el efecto que también causarían en los humanos que conviven con ellas. En este capítulo en concreto tenemos la historia de la dueña de un androide que plantea una demanda para defender los derechos “humanos” de su robot. Del que defiende que siente y padece como cualquier humano.
Cuando Humans pierde interés para mi es cuando precisamente intenta pisar el acelerador e introducir escenas de acción. En este capítulo cuatro la androide Niska continúa con su exploración del mundo humano que existía fuera del burdel en el que prestaba sus servicios antes de fugarse. Y si en el capítulo tres su parte era de las más interesantes e inquietantes del episodio, en este los guionistas se han pasado de frenada, convirtiendo a Niska en una suerte de Terminator justiciero.
Insisto, Humans gana mucho en las distancias cortas, en las historias cotidianas que nos sitúan en primera persona en la piel de los personajes y nos hacen plantearnos qué haríamos en su situación, cómo reaccionaríamos. Como por ejemplo en el caso del comisario cuya mujer le echa de casa harta de sus imperfecciones, que tanto contrastan con las del androide que la está rehabilitando de una lesión. Esta trama nos proporciona el primer gran cliffhunger de la serie justo al final del capítulo, cuando descubrimos que la compañera policía de nuestro comisario, que le presta su sofá para que duerma y parece que puede tener algún interés romántico en él, es otra androide.
La semana que viene volveremos como siempre con el análisis del capítulo 5 de Humans. Hasta entonces podéis poneros al día si aún no lo habéis hecho en el canal AMC España y en Yomvi de Movistar +.