Homeland Temporada 5 Capítulo 2 Recap: The Tradition of Hospitality
La semana pasada nos zambullimos en la nueva vida de Carrie con un capítulo que sentaba las tramas para esta quinta temporada de Homeland. En Europa (parece que no por mucho tiempo) y con un nuevo trabajo (que no dista tanto del anterior), Mathison parece no poder librarse de su pasado en la CIA, que sigue estando presente en su vida y en la serie. ¿Qué le deparará a nuestra protagonista más especial? ¡Alerta spoiler!
Una hora
Ha pasado. Carrie está de vuelta en Oriente Medio, en la frontera entre Siria y Líbano, más exactamente. El campamento de refugiados al que llegan está custodiado por fuerzas de Naciones Unidas (los llamados Cascos Azules) y les recibe el coronel Haugen (Tobias Santelmann), que les abre la barrera y les permite el paso.
El contacto de Hezbollah se reunirá con ellos allí mismo, pero Carrie no tiene más información al respecto, solo un lugar. Por supuesto, allí Otto se ha llevado a la prensa, pues según él, sin ella eso no se sabría y otros no seguirían su ejemplo. Claro que el Coronel no les recomienda por nada salir del complejo de Naciones Unidas y adentrarse al campamento en sí.
Por supuesto, el contacto de Hezbollah aparece en plena reunión con el Coronel, al que no le sienta nada bien que la Fundación trate con ellos. Sin embargo, parece ser el único seguro que tiene el jefe de Carrie para moverse por allí libremente. El contacto lleva a Carrie a hablar con un jefe de allí, que reconoce a Mathison como de la CIA.
Después de las explicaciones oportunas (que ya ha repetido más de una vez), le asegura al señor de Hezbollah que no se arrepentirá de ayudarles y le ofrece a cambio 40.000 dólares. El señor acepta gustoso claro, pero solo les da una hora de tiempo: ni él puede garantizar su seguridad allí, con la oleada de gente que llega cada día.
Alguien te quiere muerta
En el hotel de Beirut, donde Düring espera noticias de Mathison, Carrie aprovecha para reunirse con un amigo, Hank Wonham (Alex Lanipekun). Hank no se cree que ya no esté en la CIA y piensa que es una tapadera. De hecho aquel fue el primer destino internacional de Mathison, en 2004. Otto, por su parte, aprovecha para asistir a selectas fiestas, antes de tener que realizar el viaje al campamento.
El discurso de Düring es emotivo, y los aplausos aumentan cuando otorga al campamento 10 millones de dólares. Mientras, Carrie trata de controlar la situación mezclándose entre el público, buscando gente chunga. El tiempo se les acaba, pero Otto quiere más, le gustan los flashes. Pero, mientras se despide de la gente, sus guardaespaldas se dan cuenta de un señor misterioso que se acerca a él.
El señor trae algo en la chaqueta y no puede ser más sospechoso. Lleva un chaleco bomba, así que el guardaespaldas de Düring termina disparándole. Corren a los coches y consiguen salir de allí, pero terminan en un camino sin salida, donde tiene lugar una explosión, que no les afecta por poco. Muy bien ahí Carrie, dándose cuenta de que la zona estaba desierta de repente.
Es la propia Mathison la que se pone al volante y conduce a Otto al aeropuerto, donde tendrá que salir en seguida. Carrie se queda en tierra para investigar lo sucedido. Todo estaba muy bien planeado y es posible que quieran seguirles hasta Berlín. Una vez pasado todo, a Mathison le viene todo el bajón en un aseo, toda la tensión acumulada y el estrés.
Cuando Carrie llega a su habitación en el hotel, se encuentra allí a otro señor de Hezbollah, que le devuelve los 40.000 dólares. El jefazo ordenó devolvérselo, pues dieron su palabra para protegerles y fallaron. Parece ser que el señor primero de Hezbollah recibió mucho más dinero de otra parte y está detrás de las bombas. Sin embargo, lo relevante es que el objetivo no era Otto, sino la propia Carrie. Como el señor le asegura, alguien la quiere muerta.
Cabeza de turco
En un estudio de televisión, en Berlín, Laura se ha puesto manos a la obra a airear aquel documento que le mandó el hacker. En el cuartel de la CIA, Carr y Saul ven el programa mientras ojean unas fotos muy reveladoras de Laura en su visita a la casa de Carrie. Ninguno piensa que pueda estar involucrada, y no lo está. Pero ambas trabajan para Düring.
El presentador le pregunta a Laura si piensa que la inteligencia alemana tomará acciones con ella, a lo que contesta que seguro que están en su casa registrándolo todo. Y, efectivamente, eso están haciendo en ese momento. También están viendo el programa los hackers, a quienes Laura pide más información.
Uno de ellos se acerca para hablar con ella a los estudios de televisión, pero justo cuando va a alcanzarla es detenida por agentes alemanes. Un convoy de metro antes, y ya la habría liado muy muy parda. Laura es interrogada por Astrid (Nina Hoss), agente alemana, pero sin resultado favorable.
El interrogatorio está siendo seguido por Carr y Saul, y él tiene malas noticias. Aquello ha llegado a Estados Unidos, y los alemanes quieren una cabeza de turco: la de la propia Allison, que tiene 24 horas para salir del país. Ella no solo le pide que rechace eso, sino que le increpa por no apoyarla tanto como hizo en su día con Carrie.
De hecho, Carr no tarda en contactar con su director, Dar Adal, para hacerle ver su valía. Para ello, no duda en intentar convencerle de que esa cabeza de turco sea Saul, y no ella. Y el caso es que Dar parece sopesar la idea. ¿Tan importante es Allison en su puesto?
Quinn
En misión especial y secreta, Quinn observa como su nuevo objetivo, Fátima (Atossa Leoni), intenta convencer a una joven, Ayla (Lea van Acken) para que cumpla los deseos de Alá. Aunque Quinn la sigue, Fátima se escabulle por un mercado y desaparece. Si algo hemos aprendido de Homeland es que siempre que haces algo secreto tienes que pasar por un mercado.
La siguiente vez, sin embargo, Quinn consigue seguirla hasta una reunión con dos jóvenes que van a enrolarse en el Estado Islámico, aparentemente. Ayla también llega para marcharse. Fátima las deja con un señor y se va sola. Después de dar cuenta de la furgoneta en la que se marchan las jóvenes, Quinn va en busca de Fátima, le dispara en la cabeza y le saca una foto. Su nuevo trabajo no es muy de socializar.
Más tarde, en la caja de seguridad de las misiones, vemos como Quinn deja el móvil con la foto del cadáver de Fátima y recoge su nuevo encargo. Y mientras desencripta el mensaje nos damos cuenta que ese objetivo le va a costar un poco más de cumplir: se trata de Mathison. ¿Por qué? ¿Quién? ¿Cuándo? Y, tal vez, la más importante. ¿Lo hará?
Póster: lazmarquez.com