Homeland Temporada 5 Capítulo 9 Recap: The Litvinov Ruse
La serie Homeland tiene estas cosas. Si el episodio anterior parecía que todo iba en una dirección y descubrimos muchas cosas, en esta ocasión nos tienen un buen rato en vilo siguiendo una huida que, al final, resulta no salir como todos nos esperábamos. O, al menos, como nuestros personajes lo deseaban. ¡Alerta spoiler!
BND
Lo último que sabíamos de Saul es que tuvo que abandonar rápidamente la casa de su amigo Etai: Dar Adal seguía tras él, así que termina refugiado en un edificio apartado, donde recibe la visita de Carrie. El encuentro entre ambos, posibilitado por Etai, es muy intenso. Mathison rompe a llorar cuando -por fin- parece que su relación con su gran aliado y compañero vuelve a la normalidad.
Claro que no tiene buenas noticias para él. Saul no termina de creerse que Allison trabaje para los rusos y sea una espía doble. La historieta del fondo de pantalla del chiringuito paradisiaco no le parece demasiado contundente. Pero será por chiringuitos, será por paraísos. No puede ser casualidad.
Ambos se reúnen con los agentes alemanes del BND, Astrid y Adler. Se reúnen con ellos allí mismo, pues ahora ni Carrie ni Saul gozan de respaldo alguno por parte de la CIA. Creo que desde que se filtraron los documentos no veíamos en la serie una reunión parecida, en la que queda algo bastante claro: si Allison espía para los rusos, ambos países tienen mucho que perder. Así que deciden colaborar.
Espiar a un espía
¿Pero cómo espiar a una espía? El plan comienza inmediatamente cuando Saul se dirige al apartamento de Allison, a la que le cuenta que va a marcharse a Israel y quiere una velada de despedida. En plena noche, Berenson se levanta e implanta un chip de seguimiento entre las costuras del bolso de Carr; además, instala un software espía en su teléfono. Todo con una meticulosidad increíble.
El siguiente paso es alertar a Allison para que cometa algún error, o trate de escapar. El BND se reúne con Dar y ella, y les cuentan que hay un señor ruso que, a cambio de cierta suculenta información sobre la CIA, busca una nueva identidad y vida en Estados Unidos. Y muchos billetes. Aquello empieza a sembrar la duda en la agente doble, que se ve ya en prisión.
Pero lo que pasa es que, aunque vemos a Allison pensativa y distraída, no contacta con los rusos, no hace nada. Va a su trabajo, vuelve, tiene un encuentro bastante fogoso sobre la encimera de la cocina con un señor desconocido que le ha traído comida italiana (y aquí es cuando Saul palidece y entonces Mathison se entera de su “relación”). Visto que no cuela, tienen que mover otra ficha.
Huida
Y este segundo nuevo movimiento es encontrarse directamente. El equipo envía a Astrid a hablar con Allison en un encuentro casual en una cafetería, donde le cuenta a Carr que el ruso quiere hablar ya, y algo tiene que ver en el asunto el cuartel de la CIA allí en Berlín. Allison achaca aquello a un farol del ruso para llevarse el dinero, pero Astrid asegura que tiene pruebas de un agente doble entre las filas de Allison, y ahí la mujer empieza a temblar.
Y empieza también su huida. Lo primero que hace (que asegura Carrie que también haría ella) es deshacerse de su teléfono. Antes, llama a su secretaria, pospone todos sus quehaceres una semana y pide un billete de avión a Copenhague, un vuelo –supongo- de mentira, para engañar. Después, marca un número en el que oímos unos pitidos, una clave para comunicaciones secretas que, como hacen notar en el cuartel del BND donde están nuestros protagonistas, evidencia que está en plena huida.
Después de subirse a un taxi, tirar su móvil a una papelera, subirse a un metro y bajarse antes de que se vaya, etc., Allison termina en un tren. Gracias al chip de su bolso (nota: si eres espía hay que deshacerse DE TODO), un dron consigue seguirla por los bosques alemanes hasta un coche y después hasta una casa muy apartada entre los árboles.
Quemada
Según el BND, aquello tiene sospechas de ser un cuartel secreto de la inteligencia rusa, y tiene toda la pinta, pues cuando Allison cruza su puerta los dispositivos dejan de emitir señal, por el perímetro de inhibidores. Después de semejante trayecto, Mathison tiene claro que Allison está huyendo, sin embargo Saul todavía tiene esperanza de que no sea así. Cambia de parecer, sin embargo, cuando en la gran casa del centro de la finca el dron logra ver a Ivan Krupin esperándola en la puerta. Carrie y un dron (que es prácticamente un helicóptero), qué buenos recuerdos.
Allison le asegura a Krupin que “está quemada”, vamos, que la han descubierto. Y que necesita salir de Alemania. Krupin no se lo cree, asegurando que está todo muy bien atado. La historia que Carr le cuenta sobre el ruso que iba a contar lo más grande a cambio de dinero le parece absurda, pues solo dos personas más saben lo de Allison de doble y las tiene bien localizadas. Es entonces cuando se dan cuenta de que se la han jugado, justo cuando las alarmas empiezan a sonar.
Saul ha ordenado su detención (no sé con qué poder, la verdad) y la policía está entrando en la casa. Krupin maldice todo lo que puede y ordena lo típico: destruirlo todo. Sí, ella ha tomado todas las precauciones posibles (bueno, todas todas no), y la han pillado. Pero mantiene la cabeza fría y se obliga a pensar. Se los llevan detenidos, pero aquello no ha terminado.
El as bajo la manga de Allison Carr
En el cuartel de la CIA, Dar Adal escucha atentamente TODA la historia frente a Saul y Carrie. Me alegra verles a los tres juntos, aunque la cara del director es todo un poema: ¿han podido estar engañados durante una década? Se dirige a hablar con Allison, a que le explique algo, y quiere nombres.
Pero Carr tiene un as bajo la manga, un as que resulta ser realidad. Le da la vuelta a la tortilla y asegura que aquello es un error: ella no es la agente doble, sino Krupin (que, por cierto, tiene inmunidad diplomática). Después de detallar algunas informaciones que Allison ha conseguido sobre Rusia, asegura que fue gracias a Krupin, que trabaja para ella. ¿Pero y su huida? Bueno, le contaron que un ruso iba a hablar, y todo aquello fue para proteger a Ivan, no una huida.
Aquel devenir de los acontecimientos deja a Adal pensativo y a Saul y Carrie sin palabras. Aquello equipara ambas teorías, aunque parece poco probable que Allison hubiese mantenido a Krupin como agente tanto tiempo sin decírselo a nadie. ¿No? ¿Qué pensará ahora Dar? ¿Cuál será el futuro inmediato de Saul y Carrie?
Gas sarín
Que sí, que también sale Quinn (poquito y mal). El espía es llevado a una habitación cochambrosa de un complejo muy grande, en la que un montón de terroristas preparan un gran golpe. Vemos a Quinn totalmente inmovilizado, vemos tanques de gas y vemos a Karim, un señor que parece compadecerse un poco de él.
Quinn sabe que aquello va sobre gas sarín, y trata de convencer a Karim de que aquello es un horror y que parece buena persona y tiene que hacer algo. El señor investiga en Google y todo, y aquello efectivamente deja muchos muertos. Además descubre una cámara sellada que tienen preparada los terroristas para hacer pruebas con el gas, para medir su potencia, así como una droga que reduce sus efectos (por si acaso).
Evidentemente, ese es el futuro que espera a Quinn, ser el primer sujeto a pruebas. Momentos antes de ser introducido en la cámara, Kasim se las apaña para inyectarle la droga a Quinn (oh, qué buena persona), que termina al otro lado del cristal convulsionando y muriéndose. ¿Sobrevivirá el agente? ¿Le quedarán secuelas? Tendremos que esperar a una nueva entrega de Homeland para averiguarlo.