Homeland Temporada 5 Capítulo 1 Recap: Separation Anxiety

Había una vez una serie de Showtime que se llamaba Homeland. Al principio estaba muy bien, luego hubo una muerte trágica, dramática y apocalíptica que lo destartaló todo, y después pareció retomar el vuelo con más tragedia, más drama y mucha tensión.

Ayer, Homeland volvía a las pantallas con el inicio de su quinta temporada. Hace ya algún tiempo del final de la cuarta (diciembre de 2014), un final que nos dejó de todo menos en calma. ¿Dónde estará Carrie ahora? ¿Estados Unidos, Islamabad? ¡Alerta spoiler!

El firewall de Berlín

En algún punto de Berlín, un señor que trabaja en un local de reputación comedida se encarga de postear un vídeo manipulado en una web de reclutamiento yihadista (lo típico que aprovechas para hacer en la hora del almuerzo). Por supuesto, aquello no pasa inadvertido para la CIA en su base en Berlín. El hacker logra localizar al otro visitante oculto y trata de acceder a su sistema.

En la CIA se ponen nerviosos y su encargado de sistemas Mills (Micah Hauptman) ordena apagarlo todo cuando el hombre consigue empezar a descargar archivos secretos de sus sistemas. Aunque optan por el método del tirón, más de mil archivos se ven expuestos.

El pasado siempre vuelve

Sí, Alemania, Carrie está y vive y reside en Alemania. Y este episodio comienza, de hecho, con nuestra protagonista comulgando en una iglesia. Lejos de Islamabad, de la CIA (si se puede estar lejos de la CIA) y comenzando una nueva vida, Carrie podría considerarse una persona totalmente de a pie. O de a bici, que es como transporta a su hija Franny por la ciudad, de quien casualmente es el cumpleaños.

El nuevo trabajo de Carrie, sin embargo, sí que algo tiene que ver con su antigua vida: es jefa de seguridad de la Fundación Düring, rodeada de misterio. Su jefe, Otto (Sebastian Koch), está reunido con el embajador del Líbano, Jamil. Y su reunión trata sobre su inminente traslado allí, con motivo de una visita a un campo de refugiados. Por supuesto, ni a mí ni a Carrie nos parece buena idea lo de ir a una zona de guerra como si tal cosa. Más habiendo visto la temporada anterior.

Porque ahora Carrie es una madre ejemplar, lo cual no es la única novedad en su vida. Hay otra muy importante y se llama Jonas (Alexander Fehling), su nuevo novio. Ah, y que también trabaja en Düring. En plena fiesta de cumpleaños, Carrie recibe la visita de Laura, una periodista ligada a la Fundación que acaba de enterarse de lo ocurrido en la CIA. Le ha llegado un documento que refleja un acuerdo ilegal entre Estados Unidos y Alemania. Quiere que Carrie le diga si aquello es veraz, pero ella ni lo sabe ni se lo podría decir.

Quinn

Por supuesto, no podía faltar en este capítulo Quinn, que nos dejó muy sorprendidos la temporada anterior. Él está en Estados Unidos, reunido con nuestro querido Dar Adal, que nos comenta el pasado más reciente de Quinn: dos años en Siria, entre soldados nacionales y el Estado Islámico. En la reunión podemos ver a los altos cargos de la CIA, y a Saul.

Quieren saber qué ocurre: el presidente Assad sigue en el poder, pero el ISIS continúa avanzando. Quieren saber si la estrategia que pusieron en marcha funciona, pero el problema es que Quinn no sabe cuál es, de qué bando están, a quién tienen que apoyar en un conflicto sin buenos. Sin embargo, los malos, ellos sí que tienen una estrategia. En un momento dado, Saul abandona a toda prisa la reunión cuando le avisan de lo ocurrido en Berlín.

Malos y buenos

El día siguiente, Carrie se planta en el cuartel de la CIA en Berlín. Pero no por la filtración. Sentada en una butaca y con una gran V de visitante en la acreditación, es recibida por Allison Carr (Miranda Otto), que es quien manda allí. Carrie ha ido para saber cómo está la cosa por Líbano, aunque Allison no puede contarle mucho, casi todo es información clasificada.

Pero la señora Carr tiene también algunas preguntas para Carrie: ¿Qué pretende en realidad la Fundación Düring? ¿Con quienes se reúne su jefe Otto? Mathison queda en shock ante la lupa que aparentemente la CIA tiene puesta sobre su jefe y su fundación. Cuando sale del cuartel, se encuentra con Saul, quien está muy enfadado con ella. Por su culpa, por todo lo que ocurrió al final de la temporada pasada, no llegó a convertirse en director de la agencia.

De vuelta, Carrie intenta convencer a Otto de que cancele el viaje por su peligrosidad. Pero Laura cuestiona su voluntad para con la Fundación, asegurando que sigue intentando proteger los intereses de Estados Unidos. Sin embargo, Carrie sabe que si Saul (nuevo encargado europeo de la CIA) se ha desplazado a Berlín es porque la filtración de documentos es algo muy serio. Pueden meterse en problemas. Y a Laura esa información le vale para querer publicar su noticia.

Intenciones

Las intenciones del viaje de Otto a Líbano parecen buenas: quiere donar mucho dinero a los refugiados, y quiere que otros le sigan, pero solo lo harán si le ven allí en el terreno. Así que Carrie tiene que buscar otras opciones: si ha probado con pedir ayuda a los buenos y no ha servido de nada… Se presenta en una mezquita, donde asegura que viene de la Fundación Düring. En su reunión con Sheik Hafiz (Samir Fuchs), el Imán, Carrie le pide ayuda para hablar con Al Amin (George Georgiou), comandante de Hezbollah que vive encubierto en Berlín.

En un restaurante, en otro punto de la ciudad, Saul tiene que lidiar con la inteligencia alemana. Los agentes alemanes ven un problema en el hackeo de información tan delicada, y culpan directamente a la CIA por no protegerla con todos los medios posibles. Sin embargo, Saul es claro: aquello es secreto debido a que sus propias leyes no permiten espiar a su población. Y ahí es donde llegan ellos a solventar esa parte. La culpa es compartida.

Después del encuentro, Saul se dirige a una plaza muy transitada donde se cruza con Quinn, que mágicamente está allí. Está claro que algo tienen en marcha. A continuación, vemos como Carrie sale de la iglesia (ahora se nos ha vuelto mística) y es secuestrada por dos señores que le ponen una capucha en la cabeza y la empujan dentro de una furgoneta. Está claro que la vida de Carrie nunca va a poder ser un poco tranquila.

Bomba

Como ya hiciese en Islamabad la temporada pasada, Quinn se cuela en los apartamentos ajenos con una soltura pasmosa. Esta vez, sin embargo, es sorprendido por el inquilino mientras cotilleaba entre sus cosas.

Golpea fuertemente al inquilino y descubre, por supuesto, que está en el sitio correcto y allí iban a fabricar bombas. Se encarga él mismo de hacer una, es un experto. Usa todo el material que hay allí, la programa y la hace estallar (hola Quinn, ese señor tendrá vecinos).

Quinn y Saul se vuelven a encontrar para hablar de su nueva misión, que a todas luces aparenta ser matar terroristas. El caso es que los alemanes, algo enfadados, han retirado su apoyo y eso implica que ahora él está solo. No podrán encontrarse más y solo se comunicaran por una caja de seguridad, con dinero e información de sus próximos objetivos.

Alerta

El secuestrador de Carrie resulta ser Al Amin, el señor con quien quería hablar. Carrie le pide una invitación para poder llegar al campamento de refugiados, pues es Hezbollah quien manda allí y sería peligroso de otra forma. Al Amin, cuyo hijo murió a manos de la CIA, le asegura a Mathison que peleará contra ellos por siempre. Lo cual no suena muy esperanzador.

En casa, su novio habla con Laura acerca de la publicación de la información confidencial y todas sus implicaciones y consecuencias, poco antes de ver como lanzan a Carrie de un coche en medio de la calle (oye, que al menos la han llevado a casa). Laura decide finalmente publicar la información.

En plena noche, Carrie recibe una llamada: le informa que Otto será el invitado de honor de Al Amin en el campamento de refugiados de Líbano. Es decir, la estancia en Europa de Carrie se acaba. Mientras ve como su hija y su novio duermen plácidamente, la mente de Mathison ya está de nuevo alerta ante su nuevo viaje a Oriente Medio.

Opinión

Cuando aparecieron las primeras noticias sobre la nueva temporada de Homeland y supe que tendría lugar en Europa, ya podía imaginarme que no sería por mucho tiempo. Al menos, no de manera continuada y, por supuesto, no sin Carrie metida en problemas. Este primer capítulo, por ejemplo, ya nos deja dos grandes tramas –aparentemente- separadas.

Mientras Carrie se prepara (seguramente) para nuevos peligros, emboscadas y tiroteos, Quinn se ocupa de una misión secreta al margen de todo y que no parece dejar ningún testigo. La filtración de toda esa información confidencial nos mantendrá en Europa, mientras parte de la acción sigue a la protagonista por donde vaya.

Por otro lado, la Fundación Düring pinta demasiado misteriosa y más aún su director Otto, cuyas intenciones no quedan del todo creíbles. ¿Son realmente humanitarios sus intereses en ese campamento de refugiados? Como sea, esa Fundación es el nexo común entre ambas tramas, en el momento en el que Laura ha publicado parte de los archivos hackeados de la CIA. Como siempre, más misterios. Y, como siempre, Carrie en medio de ellos.

Puntuación: 8