El Ministerio del tiempo Temporada 2 Capítulo 8 Análisis: “Tiempo de valientes II”

Para sorpresa de muchos, TVE ha decidido dar descanso, temporalmente y sin fecha fijada de regreso, a El Ministerio del Tiempo. Cuando sólo restan cinco capítulos por emitir, nos tendremos que conformar sabiendo que, de esta manera, la espera hasta la próxima temporada será más corta. En lo que respecta a las audiencias, la serie sube ligeramente y se mantiene estable con un share del 12,8% y 2.470.000 espectadores que no quisieron perderse la despedida de Pacino.

En este capítulo dieciséis (octavo de la segunda temporada) de El Ministerio del Tiempo, titulado “Tiempo de valientes II”, Alonso trabajará en una misión especial que le llevará hasta Filipinas, donde tendrá que ayudar a Julián a regresar al siglo XXI. Mientras tanto, ante la prolongada ausencia de Alonso, Pacino y Amelia comenzará a sospechar que algo raro traman desde el ministerio, sin embargo, asuntos personales harán que ambos tengan la cabeza centrada en otros menesteres. Si quieres saber al detalle lo sucedido, sigue leyendo pero ¡¡alerta spoiler!!

Alonso se une a ‘los últimos de Filipinas

La semana pasada vivíamos la vuelta de Julián en una trama genialmente recreada, donde el escenario, una Filipinas que acaba de dejar de formar parte del territorio español, acoge a un grupo de soldados españoles que creen que todavía están en tierras que pertenecen a territorio español, sin saber que España ya había renunciado a sus derechos sobre Cuba y Filipinas. Julián se vio inmerso en la batalla de este ejército, sin más remedio que colaborar ayudando a sus compañeros y formando parte de los apodados ‘últimos de Filipinas’.

Para fortuna de Julián, desde el Ministerio lograban localizarle, organizando un dispositivo para ir en su búsqueda. Con la excusa de que va a ser retirado temporalmente de su trabajo como agente de campo para ayudarle a adaptarse a los nuevos tiempos, Salvador le propone a Alonso una misión secreta –que ni Amelia y ni Pacino conocen-, una nueva aventura que le va a llevar hasta Filipinas, donde tendrá que ayudar a Julián a salir con vida. Halagado por la propuesta, Alonso no duda ni un segundo en enfundarse el traje de soldado y marchar para liberar a su amigo.

A pesar de los recelos del teniente Martín Cerezo, Alonso es aceptado por la tropa y pasa a ser uno más del equipo. Julián se alegra de tener compañía y la posibilidad de huir de una muerte segura, sobre todo ahora que empieza a escasear la comida y están empezando a enfermar. Cansado de las circunstancias, Alonso propone un plan de huída, al que se unen sus compañeros Menache y Toca. Sin embargo, cuando están a punto de poner un pie fuera del recinto, el teniente les descubre y les encierra acusados de ser unos desertores.

Al día siguiente, el médico les confiesa que el teniente está preparando un saqueo que dejará el lugar sin vigilancia, momento que aprovechará para intentar liberarles. Llegada la hora del plan, Alonso se adelanta y, con ayuda de un truco de magia enseñado por Houdini, consigue liberarse soltando también a Julián. Menache y Toca suplican auxilio pero no tienen tiempo de pararse, además, cambiarían la historia. Por fin, gracias a Alonso, Julián vuelve a estar en casa, en el Ministerio y en el siglo XXI, para fortuna también de algunos espectadores que comenzábamos a cansarnos de esta historia en Filipinas.

La familia es lo primero

Después de haber cambiado la Historia nada más aterrizar en el Ministerio, Pacino sigue acudiendo a los años 80 para ver a su padre y a su madre con la excusa de que ha sido destinado a trabajar en Las Palmas, una historia creíble que le permite seguir actuando como si nada y viendo a su familia. Con el motivo de la jubilación de su padre, al que salvó evitando que se suicidará años atrás, Pacino vuelve a casa para presenciar el homenaje que el cuerpo de policía rinde a su padre y celebrar por todo lo alto que, por fin, se ha ganado un merecido descanso.

Aunque debería ser motivo de alegría, especialmente para la madre de Pacino, que ahora va a poder disfrutar de su marido después de décadas teniendo que soportar las ausencias por su exigente trabajo, la mujer no parece contenta y le confiesa a su hijo que quiere divorciarse. Pacino no logra entender los motivos pero es una decisión de su madre y va a respetarla por encima de todas las cosas, pero no puede evitar sentirse culpable y apesadumbrado al ver que, de nuevo, su familia vuelve a romperse.

Estando en pleno 2016, Pacino recibe la llamada de su angustiada madre, la mujer no ha sabido nada de su marido desde que le pidiera el divorcio y está muy preocupada por si le hubiera pasado algo. Pacino le pide que se tranquilice ya que él va a ir a resolverlo todo, cosa que su madre no logra entender del todo, ¿cómo va a llegar a tiempo si está en Las Palmas? Sabiendo cuál va a ser el próximo movimiento de su padre, Pacino se traslada hasta el lugar donde su padre se habría suicidado si él no hubiera cambiado las cosas.

Tal y como había imaginado Pacino, su padre se encuentra en el coche en un descampado con una pistola y a punto de suicidarse. El hombre le confiesa a su hijo que no puede soportar separarse de su mujer ya que eso supondría quedarse absolutamente solo, soledad que podría con él ahora que ya no tiene nada que hacer. Con unas persuasivas palabras, Pacino logra convencer a su padre para que no cometa un gran error, asegurándole que él va a estar ahí para siempre, para que nunca se sienta solo.

Una marcha y un reencuentro

De nuevo en el Ministerio, Pacino pide permiso a Salvador para trabajar en el Ministerio pero de los años 80, lo que le permitirá estar cerca de su familia en todo momento. Aceptada la propuesta, Pacino le comunica a Amelia su próxima marcha, circunstancia que provoca un acercamiento entre ambos y que Amelia le cuenta a su compañero su verdadera historia. Tras confesiones varias, la pareja se deja llevar por la pasión haciendo que el amor triunfe y que Amelia logre olvidar a Julián. Un estupendo broche final para una historia que puede todavía no haya concluido.

Mientras tanto, Julián y Alonso, que ya han vuelto a poner un pie en el 2016, se reúnen con Salvador para explicarle todo lo ocurrido. Una vez aclaradas las cosas, se produce el tan esperado reencuentro entre Julián y Amelia, aunque en unas circunstancias muy distintas porque ahora ha aparecido Pacino para robarle el corazón a Amelia. No obstante, Pacino tiene que marcharse y puede que todo vuelva a la normalidad y Julián de un paso para conquistar definitivamente a Amelia, ya que durante todo este tiempo alejado se ha dado cuenta de que la mujer es bastante importante en su vida.

Valoración final del capítulo
  • Valoración - 6/10
    6/10

En resumen

Episodio de un ritmo bastante pausado en el que la historia de 'los últimos de Filipinas' comienza a hacerse un tanto pesada, pero hay que agradecer que se haya terminado y el regreso de Julián al Ministerio. Aunque echaremos de menos a Pacino, esperamos que todo vuelva a ser como antes y la serie vuelva a regalarnos aventuras llenas de acción y comedia, algo que comenzaba a perder.

6.0/10