Desafio Total (1990) vs. Desafio Total (2012)
Este fin de semana llega a nuestras pantallas Desafío Total (2012), el remake de la película de Paul Verhoeven, Desafio Total (1990), que adaptaba el relato de Philip K. Dick, uno de los títulos clave de la ciencia ficción de los 90 y de la historia del género.
Por eso vamos a mostrar alguna de las diferencias que existen entre las dos películas. ¿Spoilers? A poco que hayas visto algún trailer de la versión de Len Wiseman (La Jungla 4.o, Underworld), ya sabrás lo que hay y lo que no hay respecto a la versión del director de Robocop.
- No mars, no mutants
No hay ni rastro del planeta rojo en la nueva versión de Desafio Total, salvo un par de chascarrillos y la posibilidad de visitar Marte en uno de los packs de viaje de la empresa de recuerdos postizos. Esto obliga a una trama distinta que se antoja algo más pobre, a pesar de hacer hincapié en un tema más actual, como la crisis que obliga al nuevo Cohaagen a prescindir de mano de obra humana en el futuro por sintéticos que, de paso, le permitan terminar con los rebeldes de la Tierra, dividida en dos colonias y que quieren terminar con su esclavitud.
- Ni rubia ni morena
En la nueva versión también nos encontramos con dos mujeres clave en la vida de Douglas Quaid, su mujer, interpretada por la musa y esposa del director, Kate Beckinsale, y Melina, la rebelde que bebía los vientos por el Quaid del pasado, Hauser. En este caso, ambos mujerones están cortados por el mismo patrón de pibón castaño que quita el hipo. Al igual que en la original, la falsa esposa del héroe está más buena que su compañera rebelde, que, a su vez, mejora el prototipo de mujer guerrera de la primera versión.
- ¿Quién necesita un taxi si ahora los coches van por el aire?
Johnny Taxi no tiene cabida en el imaginario de Kart Wimmer (Equilibrium) y Mark Bomback (The Wolverine), lo que no quiere decir que no haya frenéticas persecuciones por autopistas aéreas. Una de las setpieces más destacadas de la película tiene lugar en una de ellas.
- Sin chistes, oiga
El sentido del humor es la asignatura pendiente de Wiseman, como ya quedó claro en su pobre entrega de las aventuras del policía más dicharachero del cuerpo de policía del cine, John McClane. Si hay algún punchline en el nuevo Recall, es una repetición de alguna sentencia del viejo Arnie.
- Que no salpique
En las películas de hace veinte o treinta años, sobre todo en las de Paul Verhoeven, las muertes por impactos de bala eran bastante burras. En la primera versión de la película, calificada R, las balas hacían unos agujeros dignos de Rambo IV y el héroe no dudaba en despedazar al malo de turno. Los tiempos cambian y ahora la violencia cambia las calificaciones de las películas de manera radical, y como esto es un negocio, no vayan a prohibirnos la entrada a los chavalillos, que son los que, de vez en cuando, llenan las arcas. Que sea PG-13, por favor.
- El maestro del disfraz
Quién no recuerda la mítica secuencia del control policial de la primera película, con Quaid disfrazado de señora pelirroja tirando a desagradable, quitándose una cabeza-bomba y arrojándola a los polis malos. ¿Hay algo de eso en la nueva versión? Descúbrelo tú mismo, hombre.
- Hombre de la resistencia, hombre del mal
En el primer punto de esta comparativa hablaba de la ausencia de mutantes y marcianos, así que ya puedes imaginarte que aquí no hay ni Kuato ni Kuata, y Matthias, el nuevo líder, es uno de los personajes más descompensados e innecesarios de la película, al igual que Cohaagen. Ninguno de los dos tiene peso ni carisma, por mucho Breaking Bad que ande por ahí.
- Abre los ojos, Quaid
Esto es un remake, así que se repiten situaciones y diálogos, y el intento por convencer al héroe de que todo es un sueño que se le ha ido de las manos también está presente en el nuevo desafío. Cambia una píldora roja por una pastilla y tacatá. Ah, el fluido corporal también es diferente.
- El rollo zen
La fría consulta dental futurista donde implantaban los falsos recuerdos a los clientes deja paso ahora a un local que recuerda a los masajes tailandeses, algo que tenía que pasar en una película donde las calles recuerdan más a Blade Runner que a la película de Paul Verhoeven.
- Soñando, soñando, desperté sudando
La historia arranca como la original, con un sueño recurrente del héroe en el que lo pasa mal, pero nada comparado con la explosión facial que sufría el primer Quaid. ¿No os había dicho que no había ni rastro de Marte?
Mañana podrás leer la crítica de la nueva versión de Desafio Total, pero anticipo que no se trata de una mala película.
Por @KikoVegar