Cuenta atrás para Mad Max: Furia en la carretera (3 de 3)

Para los de mi generación, los que nacimos a finales de los setenta, 1985 será recordado como nuestro año favorito cinematográfico. Los Goonies, Regreso al futuro, La mujer explosiva, Fletch, Commando o Rocky IV nos hicieron felices entonces y aún hoy seguimos acudiendo a ellas habitualmente. Todos esos títulos estaban llenos de luz y esperanza, quizás por eso no terminamos de disfrutar esta tercera entrega Mad Max: más allá de la cúpula del trueno, llena de mugre, suciedad y desierto. Y además estaba Tina Turner, por aquel entonces, siempre hablando de nosotros como espectadores infantiles, nos parecía una señora aburrida que no pintaba nada ahí.

Por primera vez en la saga, su creador contaría con dinerito fresco de Warner Bros, detalle que no pasa inadvertido al ser la más grande de la trilogía original. También, desde luego, es la más ambiciosa y la más cercana al universo Star Wars, tanto geograficamente como a través de su protagonista.

Mad Max: más allá de la cúpula del trueno es El retorno del Jedi de Max Rockatansky, una aventura en toda regla (por primera vez) que, además, abre la puerta a un nuevo público: el juvenil. Max empezará su nueva odisea buscando su carro (su carro se lo robaron) y terminará rescatando a los protagonistas de El señor de las moscas, que andaban esperando la llegada del salvador que predecían las escrituras.

Es curioso comprobar que, al contrario de lo que recordábamos, el tiempo haya sentado mejor a esta entrega que a la sobrevalorada El guerrero de la carretera. Al menos en mi caso, que era bastante reticente a volver a pasar por la cúpula del trueno, la he disfrutado mucho más de lo esperado. Mad Max 3 es un cóctel arriesgado donde desaparecen la violencia (hay sartenazos), el terror, la angustia y, lo más importante, las persecuciones. No será hasta el desenlace cuando veamos vehículos corriendo por el páramo. Y Max y los chicos viajarán en un tren, como en Regreso al Futuro 3

Mucha atmósfera de Terry Gilliam, adelantos de lo que estaría por llegar con Jean-Pierre Jeunet  y ecos de la aventura en el templo maldito, un choque de influencias de digestión complicada si añadimos a Tina Turner (qué necesidad había) tanto en la trama como en la banda sonora más hortera de la saga. Pero claro, era 1985

No es una mala película ni creo que merezca el mal recuerdo que se guarda de ella, aunque es cierto que cae en la trampa de las películas que explotaban los argumentos de gladiadores del futuro intentando abarcar más de lo necesario (esa cúpula del trueno importa un rábano), pero que al menos termina encontrando su lugar en la saga y aumentar el camino de personaje de honor que, aunque más familiar, también resulta agradecido por esa ligereza.