Cómo defender a un asesino 4×13 Recap: Lahey v. Commonwealth of Pennsylvania

El esperado crossover entre Cómo defender a un asesino y la serie Scandal ya ha tenido lugar y ha sido muy muy intenso. Si solo veis Cómo defender a un asesino, el capítulo no se parece en nada a cualquier otro que hayamos podido ver, y hay cierta información que se nos queda coja. Por eso yo lo he visto todo y este recap será algo así como una mezcla de ambos, para enterarnos bien. Lo que pasó el episodio anterior de Cómo defender a un asesino aquí. ¡Alerta spoiler!

Olivia Pope acepta ayudar a Annalise

Después de asistir a su clase magistral sobre escándalos, Annalise Keating le pide formalmente ayuda a Olivia Pope, algo así como una “super-solucionadora de problemas“, presentándole una copia de los casos que lleva su demanda colectiva, con especial hincapié en su caso estrella, Nate Lahey padre. Y no os penséis que acepta ella así de primeras: la tensión entre ambas protagonistas es muy alta.

Parte de la culpa de que Olivia acceda a ayudar a Keating es obra de Marcus Walker (Cornelius Smith Jr.), exsecretario de prensa de la Casa Blanca que ahora trabaja en la fundación del expresidente Fitz Grant (Tony Goldwyn). Marcus es fan de Annalise, y termina convenciendo a Olivia, que se presenta en el hotel de Keating para decirle que la demanda está bien pero que no la puede llevar ella, pues su pasado (marido desaparecido y muerto, tiempo en prisión) puede echarlo todo a perder.

Obviamente, Annalise le cierra la puerta de un portazo en su cara, lo que me ha parecido maravilloso. Menos mal que Pope decide volver a llamar y le deja claro que se apunta pero que aquella es su ciudad y trabajarán bajo sus reglas. La primera parada de su plan es, precisamente, pedirle ayuda al expresidente Fitz, en una cadena de favores que les lleva a reunirse con la Presidenta Grant (sí, la Presidenta actual es la exmujer de Fitz, el Presidente anterior, muy culebrón venezolano todo).

Si bien Annalise está muy contenta de llegar a la mismísima Casa Blanca con su propuesta de cambio, la Presidenta (interpretada por Bellamy Young) no cree que sea el momento para que aquello llegue al Tribunal Supremo, porque no terminaría bien con los jueces actuales, así que no dará su apoyo. Annalise echa la culpa de aquello a roces entre la Presidenta y Olivia, lo que nos lleva a la mejor escena de todas, cuando ambas ponen las cartas sobre la mesa con los rulos puestos en una peluquería.

El caso es que ni siquiera saliendo juntas por la tele consiguen que un número necesario de jueces decidan que el caso es adecuado para tratarse en el Tribunal Supremo. Así que, en resumidas cuentas, Olivia chantajea-no chantajea a uno de los jueces con una historia muy sucia de su hijo matando a alguien en un accidente y él pagando al único testigo, una historia que no nos sorprende porque cosas peores hemos visto en Cómo defender a un asesino. Pero una historia que termina bien porque el juez cede y el Tribunal finalmente acepta y acelera el caso.

Keating se luce ante el Tribunal

De todo el elenco de Cómo defender a un asesino, solo Annalise y Michaella salen en el episodio de Scandal, con la joven ayudando en todo lo que puede a su jefa. Bueno, y se pasa todo el rato mano a mano trabajando junto a Marcus, hasta tal punto que casi vemos un beso entre ambos, de no ser porque Asher interrumpe muy oportunamente llamando a su novia al móvil.

Todo esto en el capítulo de Scandal, porque en el de Cómo defender a un asesino tienen tema que te quema. Y todo porque espían desde un coche la casa de Ingrid Egan (Sharon Lawrence), la abogada de la otra parte en el juicio (el Estado de Pensilvania). La mujer, que ha salido en la tele diciendo de todo de Olivia y Keating, puede tramarse algo, aunque la única visita que recibe es la de un repartidor de pizzas. De ahí el aburrimiento en el coche, ende el desliz de los espías.

El resto del Keating 5 no sale demasiado en este episodio; destaca Laurel, que quiere que Isaac (que ya no está investigado) vuelva a contar para lo de su hijo, pero Bonnie deja claro que el terapeuta está fuera de todo. Y con razón. Annalise no deja de recibir llamadas de su exmujer Jacqueline, que no deja de rechazar.

Hasta que le llama en oculto, en el peor momento (antes de la vista ante el Tribunal), que Keating lo coge y ella le cuenta que Isaac ha tenido una sobredosis por su culpa, porque le dijo que le contase lo de su hija Stella, algo que ella ya sabía. Roa sigue vivo, pero en estado grave. Annalise, que lleva días trabajando junto a Olivia para bordar su intervención ante el Tribunal, termina en shock en el suelo asegurando que no puede seguir con aquello.

Además, resulta que Ingrid sí que está jugando sucio, porque Marcus y Michaela ven en los pasillos del Tribunal al repartidor de pizzas. Por cierto, Connor y Laurel notan en seguida que algo ha pasado entre ellos. Pero claro es que en esta serie cuando no hay un asesino no identificado o un muerto sin nombre siempre aparecen cuernos.

Annalise, que sigue en mal estado, pide a Pope vodka para intentar recomponerse y, aunque lo consiguen, no le hace falta porque las palabras de Olivia son suficientes. También influye en todo esto Ophelia, la madre de Keating, que le da fuerzas a su hija (a base de comida) y una de las escenas más decentes a la temporada, curiosamente, entre Cicely Tyson y Kerry Washington, con un diálogo sobre la situación en Estados Unidos muy certero.

Como resumen de lo que pasa es el juicio, Annalise se saca de la manga una de sus jugadas maestras: uno de los jueces le insiste en que elija si Nate padre y el resto de sus demandantes están en la cárcel por falta de dinero de sus defensas o por racismo, y ella elige racismo, y eso no es lo que pone en su demanda. PERO más tarde deja fatal al juez leyéndole una de sus propias sentencias, en la que aseguraba que siempre había que tener en cuenta el racismo, que aún perdura en el país. Falta saber si su emotivo discurso con el que cierra la escena dará resultado.

Simon despierta en el hospital

El capítulo anterior de la serie nos dejaba con una sorpresa final: Frank encarando directamente a la madre de Laurel con la foto de su encuentro con Wes en la mano. En un parking, le cuenta a Bonnie lo que dijo la madre, que trató de apartar al joven de su hija pagándole un montón de dinero, que todavía no ha encontrado. Necesita que Bonnie busque ese dinero en las cuentas de Wes.

Bonnie no encuentra nada, pero Frank se pone a buscar en el apartamento de Wes y sí que localiza un USB con una conversación grabada entre el joven y la madre de Laurel, que no tiene más remedio que enseñarle a ella. En la grabación, Wes le asegura a la madre que le contará a Laurel sobre su encuentro, en tono amenazante, lo que posiciona a la madre como total sospechosa número uno de su muerte.

Sin embargo, la gran sorpresa llega con una llamada de Bonnie a Annalise, justo cuando Keating se despide de Olivia, al final del capítulo. Y no, no es sobre Laurel, ni sobre Isaac. Se trata de Simon, que ha despertado en el hospital. En serio esta serie ni una semana sin el DRAMA.