Cómo defender a un asesino 4×11 Recap: He’s a Bad Father
En el capítulo de esta semana de Cómo defender a un asesino el pasado de uno (dos) de nuestros protagonistas salta a la palestra mientras, como siempre, una nueva información le da otro vuelco a la trama. El recap del episodio anterior aquí. ¡Alerta spoiler!
Nate Lahey
Que el padre de Nate esté en la cárcel desde que él era muy joven es un drama muy gordo. Lo que no nos podíamos imaginar es que Annalise no tuviese ni idea. Es verdad que la mujer está ocupada ayudando a Laurel a recuperar a su hijo, pero aun así saca tiempo para hablar con Nate, al que termina convenciendo para que le acompañe a hablar con el padre. El señor, que está en aislamiento desde hace años, no parece demasiado majo: asegura que Lahey no es su hijo, que dejó de serlo cuando se hizo policía.
Al señor se lo llevan de la reunión gritando improperios, lo que parece que encanta a Keating porque lo nombre su nuevo caso de cabecera. Al señor nunca le han hecho un análisis psiquiátrico, lo que evidencia cómo está el sistema (y él). Claro, que necesita que Nate vaya y le convenza para que firme y la deje ayudar. Y él va, y lo consigue. Y aquí tiene un filón porque el señor puede serle de mucha ayuda, sino fuese porque Keating tiene muchas otras cosas por las que preocuparse.
No se nos puede olvidar una gran duda que tenemos y que es la relación entre Wes/Christophe y Dominic. A Michaela, al menos, no se le olvida, y quiere indagar, aunque no le dejan. Bonnie es la que está en ello, actuando de topo en el trabajo, al menos hasta que se da cuenta de que le han hackeado el ordenador y están espiando todos sus movimientos. Ahora mismo es la que más se la está jugando de todos ellos, se merece un reconocimiento.
Tampoco se nos puede olvidar que ahí sigue Simon en coma (o como esté), con Oliver haciendo una colecta online para sacar dinero y ayudar a sus padres a venir a visitarle. Connor, como su abogado, le pide que lo reconsidere. Y la verdad es que tiene razón, queda muy de persona culpable. Simon despertando es uno de los finales que me espero del último capítulo de esta temporada. Con Frank ahogándole con una almohada el primero de la siguiente.
Sandrine
El juicio de Laurel contra su padre por la custodia de su hijo empieza bien. Empieza. En parte, gracias a la ayuda de su madre Sandrine (Lolita Davidovich), con la que habla en francés porque Laurel sabe más idiomas que el Papa. Aunque Keating se muestra al principio amistosa con la mujer, una vez que sube a declarar a favor suyo la abogada la arrastra por el barro, haciéndola admitir que no fue una madre para Laurel, sino más bien al contrario. Lo que, claro, deja muy bien a la hija.
Eso sí, el abogado de Jorge Castillo no se queda atrás: saca a relucir el pasado de Laurel, pero con quien se ensaña de verdad es con el segundo testigo de Annalise, Isaac. Y ya lo veíamos venir cuando el abogado decide que no quieren preguntar nada a Sandrine. Roa sube al estrado para dejar patente que no vio ni ve nada malo en que Laurel tenga la custodia de su hijo, pero se convierte en el objetivo de la defensa de Jorge.
No solo dejan patente su historial de abuso de drogas, lo que según él le convierte en el mejor aliado para sus pacientes, sino que sacan a relucir la muerte de su hija y le involucran hablando de una serie de pruebas, anunciando que el caso se ha reabierto y que es sospechoso, así que nada de lo que diga en cualquier juicio puede contar para nada. Es Bonnie la que nos cuenta que es cierto, y que la cosa pinta mal para el psiquiatra. De hecho, todo empeora cuando Keating va de visita a disculparse, y no le abre la puerta, pero le vemos en un estado… aparentemente poco adecuado.
Finalmente, como parece que era de esperar después de semejante giro de los acontecimientos, Laurel pierde el juicio. Pero por suerte tiene a su madre allí para consolarla. ¿O no? Porque Bonnie ha seguido investigando a Wes y tiene pruebas de que se reunió con Sandrine el día antes de su muerte. PLOT TWIST. Porque Laurel le enseñaba antes una foto de él a la madre y ella ponía cara de “ah mira”, pero en ningún momento dice ni pío. ¿Acaso es Sandrine malvada en todo este asunto? ¿Alguien?