Buscando el norte Temporada 1 Capítulo 3 Análisis
Hasta ahora Buscando el norte estaba funcionando bastante bien la noche de los miércoles en Antena 3 e incluso había conseguido aumentar la audiencia en su segundo episodio, sin embargo, la dura competencia que ha tenido esta semana le ha hecho desinflarse por completo y descender hasta su mínimo histórico, registrando un pobre 12,9% de share y sólo 2.391.000 espectadores.
Es una lástima que una serie que, por lo menos, era algo diferente a las comedias que hemos visto hasta ahora, se vea mermada por la absurda guerra entre cadenas que llevamos viviendo desde hace un tiempo y que tanto perjudica a la ficción nacional. Cierto es que cada uno debe hacer lo imposible por ganar cuanto más share mejor pero, ¿no hay suficiente espacio para todos?
En el tercer capítulo de Buscando el norte, Salva, Carol y Álex por fin encuentran piso pero no resulta ser lo que ellos esperaban. Por su parte, Álex trata de mantener viva la llama de su relación con Manuela a pesar de la distancia que les separa. Además, en el bar de Marcelino se iniciará una guerra gastronómica y Adela tendrá que lidiar con la presencia de su padre. Si quieres saber al detalle lo sucedido sigue leyendo pero ¡¡alerta spoiler!!
Adaptarse a la nueva vida
Tras haber dormido en la calle y compartido piso con un tío al que creían muerto, Álex y Carol por fin logran tener su propio apartamento. Las cosas comienzan a funcionar en Berlín pero en cuanto ponen un pie en el piso se llevan una desagradable sorpresa al descubrir que no hay muebles. Por si fueran pocos problemas –sin olvidarnos la carga de tener que aguantar y mantener también a Salva- Álex recibe la llamada de una enfadada Manuela.
Temiendo estar en crisis, con la ayuda de Ulrike, Álex decide hacerle un tour por la ciudad a Manuela –y de paso los espectadores disfrutamos con las vistas de Berlín-, cosa que es posible gracias a las nuevas tecnologías. Sin embargo, los problemas de comunicación les llevan a un nuevo enfado. En un último intento de recuperar a Manuela, Álex organiza una cena romántica, pero ella, engañada por su amigo, no aparece y Álex termina compartiendo la velada con su prima.
Todo no son malas noticias y Álex, Carol y Salva reciben una buena noticia cuando Adela les informa de que en Alemania tienen la costumbre de dejar en la calle los muebles que ya no quieren. De ruta por la ciudad en busca de muebles para su nuevo piso, Carol y Salva, con la ayuda de Lucas, encuentra lo que buscaban pero su escaso nivel de alemán no les permite entender que en realidad están robando porque los muebles perteneces a un señor que está realizando una mudanza.
Aguantar a la familia
Adela vive una auténtica pesadilla desde la llegada de su padre. Siempre le ha considerado un interesado y un despreocupado desde que la abandonara a ella y a su madre quince años atrás, pero no ha tenido más remedio que dejarle pasar la noche en su casa, a pesar de que sus ronquidos le han impedido dormir y que le incomoda la presencia.
El hombre quiere solucionar el tiempo perdido, que su hija le de una segunda oportunidad y dice estar totalmente arrepentido. Pero en cuanto Adela se marcha a trabajar descubrimos que en realidad ha huido hasta Alemania porque en España está en búsqueda y captura. Para que su hija no sospeche nada, su padre le prepara un desayuno espectacular -bizcocho casero incluido- pero con tan mala suerte de que Adela resulta ser alérgica a las nueces.
Aunque parece preocupado por su hija, al llegar al hospital y ver un coche policial, decide dejar a Adela abandonada a su suerte en la puerta, sin molestarse en que, por lo menos, sea atendida como corresponde. Sabiendo que ha actuado mal –pero que en realidad no le ha quedado otro remedio- Roberto le hace un regalo a Adela, bolso que la chica utiliza para pegar a su padre y gritarle que no aguanta más y que quiere que se marche de su casa de una vez.
Al llegar la noche y regresar a casa, Adela descubre una carta de su padre despidiéndose y pidiéndole que le busque su maleta para que él pueda ir a recoger sus cosas cuando ella no esté en casa. Cuando Adela va a por ella descubre muchas más cartas de su padre escritas durante esos quince años de ausencia. Cartas que al final descubrimos estaban inventadas y planificadas, pero que han servido para que Adela le de una segunda oportunidad a su padre ¡viva la picaresca española!
España vs. Alemania
Flor quiere organizar una fiesta en su piso para los compañeros del trabajo, pero Lucas no está de acuerdo, a él le encantan las fiestas pero no con alemanes por su excesivo control y organización. Al final, Lucas no tiene más remedio que acceder y participar como anfitrión de la fiesta, aunque no da ni una porque no entiende todavía el alemán y Chus le propone beber alcohol para perder los nervios y el medio y soltarse.
Al día siguiente de la fiesta Lucas recuerda haber pasado una de las mejores noches de su vida, pero su mujer le recuerda la verdad: se emborrachó y dio la nota avergonzándole delante de todos sus compañeros y amigos. Esta situación provoca una absurda competición entre la pareja para ver quién tiene más amigos y, al mismo tiempo, deciden quedar con los españoles para que Lucas tenga una oportunidad.
Mientras tanto, al bar de Marcelino llegan unos clientes que quieren comida alemana, pero cuando descubren que sólo tienen platos españoles, se marchan. Anke, cansada de seguir perdiendo clientes, le ofrece a su marido preparar también recetas típicas alemanas, cosa que Marcelino no ve con buenos ojos porque considera que la comida española es la mejor del mundo y la alemana está bien sólo si eres un perro.
Después de que su mujer cambiara la carta sin avisar, Marcelino llega al acuerdo de realizar una competición gastronómica con el objetivo de que los platos que más gusten serán los que se queden en la carta. Para conseguir votos, cada uno invita a sus paisanos. Finalmente, aunque el evento termina con la detención de Carol y Salva por robar los muebles y con una crisis en el matrimonio de Lucas y Flor, la asistencia de clientes ha sido todo un éxito y deciden realizar una carta mixta, donde haya espacio para lo alemán y lo español.