A dos metros bajo tierra, series de TV imprescindibles (II)

Genial. Fantástica. Dura en ocasiones, divertida en otras. Siempre humana. Y siempre brillante. Así es A dos metros bajo tierra.

Creada por Alan Ball, guionista de American Beauty (lo cual significa calidad asegurada) y producida por el canal HBO (otro tanto), la serie nos conduce por la vida de la familia Fisher. Sus amores, sus disputas familiares, sus alegrías, sus decepciones, la pérdida de sus seres queridos, la pérdida de los seres queridos de aquellos que llegan a su funeraria en busca de ayuda y consuelo. Una serie sobre la vida… y sobre la muerte. A dos metros bajo tierra es una de las mejores series jamás hechas.

Cuando el patriarca de la familia, Nate Fisher Sr (Richard Jenkins), muere en accidente de tráfico, son sus hijos quienes muy contra su voluntad deben hacerse cargo del negocio. El primogénito, Nate Jr (Peter Krause), que se marchó de casa en cuanto pudo y que no lleva muy bien lo de tener responsabilidades. David (Michael C. Hall), el hijo mediano, que trata de conjugar la difícil vida profesional de regentar una funeraria con su también difícil vida personal. Y Claire (Lauren Ambrose), la hija pequeña y díscola que no puede evitar ser salpicada por los problemas del extraño negocio familiar por mucho que intente mantenerse al margen. Junto a ellos unos secundarios de lujo, como Ruth (Frances Conroy), la madre, que intenta mantener unido el núcleo familiar pese a todas las adversidades, o Rico, joven y eficiente ayudante de la familia.

Six Feet Under es una serie valiente, y quizá por eso, un tanto minoritaria. Que además no busca la lágrima fácil como podría parecer, sino muy al contrario, la reflexión. Es una serie lenta, o más bien, relajada. No está pensada para el consumo rápido e inmediato, sino para disfrutarla con calma y dejarse llevar con el desarrollo de los personajes y sus circunstancias. Y con todo, tiene unos toques brillantes del más agudo e inteligente humor negro, por otra parte, muy diferente del resto de series anteriormente hechas.

Durante 63 episodios a lo largo de 5 temporadas vamos a sufrir y reír con ellos. Pero sobre todo, y si estamos dispuestos a dejar que nos alcance, es muy posible que esta pequeña gran serie nos cambie la forma que tenemos de ver la vida, y la muerte.

Mención especial a su banda sonora, con grupos como The Arcade Fire, Radiohead, o Coldplay.

Una serie increíble.