25 años muriendo muy duro

  1. Año 1988. John McTiernan venía de revolucionar la ciencia ficción bélica con Depredador y se veía con ganas de seguir pegando tiros.  Fox quiere plantar cara a Arma Letal, el taquillazo de Warner, y busca un thriller carismático para contraatacar.
  2. Die Hard, inspirada en la novela de Roderick Thorp, transforma al galán de Luz de Luna en un icono del cine de acción en una trepidante película con salpicaduras de sangre y risas. El título español hacía referencia al calvario de McClane, descalzo entre los cristales rotos de un rascacielos de California.
  3. La Jungla de cristal, además, nos presenta a un villano muy malo y cabrón, pero con tanta clase y mala hostia sarcástica que era imposible no empatizar con él casi tanto como con el héroe, algo poco habitual en un género y un momento donde los villanos debían ser lo más repulsivo posible.
  4. La película fue un éxito rotundo, recaudando cerca de doscientos millones de dólares en el mundo, convirtiendo a Willis en una estrella y a McTiernan en uno de los más interesantes directores de género del momento… y ganando a la película de Richard Donner.
  5. No tardaron mucho en dar luz verde a una secuela, siempre un año por detrás de Riggs y Murtaugh (jugando con ventaja), que volvió a basarse en una novela, en este caso, de Walter Wager, y metía a McClane en el aeropuerto de Dulles mientras un ejército de terroristas mercenarios hijos de la gran puta lo ponían todo patas arriba.
  6. Renny Harlin, director en su mejor momento (Las aventuras de Ford Fairlane, Máximo Riesgo), logró una película mucho más grande, violenta, seca y dramática que la original. Sin apenas tiempo para los chistes y sujetándose en el mejor cine catastrofista de los 70, La Jungla 2: Alerta Roja, es un triunfo.
  7. Una de las cosas más atractivas a la hora de impactar al espectador siempre ha sido matar a inocentes de la manera más cruel posible. Tras los atentados de NYC, el cine de acción cambiaría para siempre, pero nadie nos podrá quitar ese vuelo internacional derribado a pesar de los esfuerzos de McClane, antorcha en mano, en una oscura pista de aterrizaje.
  8. Villanos, un montón. William Sadler y Franco Nero al frente. Gente potente y alguna sorpresa en este apartado.
  9. La recaudación, brutal, no dejó lugar a la duda respecto a una tercera entrega que se haría esperar cinco largos años, devolvería a McTiernan a los mandos y, por primera vez, no se inspiraría en ninguna novela.
  10. Nueva York, 1995. McTiernan y McClane vuelven a correr contra el tiempo en otro thriller imposible hoy día: Nueva York está petada de bombas y, por primera vez, el mejor poli de la ciudad va a necesitar un compañero de fatigas. Y nadie mejor que Zeus para acompañar a McClane y soltar chascarrillos sin parar.
  11. Jeremy Irons vuelve personal el asunto, pero el plan, a pesar de ser una venganza, tenía truco: siempre es por el dinero.
  12. Por primera vez, una aventura de cristal termina haciéndose larga, con problemas de ritmo en su último tramo, con tres finales y demasiados rodeos. Aún así, la película tiene 80 minutos memorables y probablemente sea la más desenfadada de la trilogía original.
  13. La Venganza, siguiendo la tradición, recaudó más dinero que las anteriores entregas y en ningún momento daba signos de agotamiento, pero el cambio que se iba a producir en el cine de acción, con la fórmula de la rudeza y lo analógico como señas de identidad, estaba a punto de pasar a mejor vida con la llegada, tres veranos después, de la primera entrega de Matrix.
  14. Tuvieron que pasar 12 años para que McClane volviera a las salas de cine. En ese tiempo, Willis se reafirmó como la estrella que todavía es, y como decía antes, el cine de acción cambió por completo. Len Wiseman pegó un lavado de cara a la saga con la primera Jungla autorizada a menores con La Jungla 4.0
  15. El director de Underworld y sus guionistas construyen la trama de la cuarta entrega a partir de un artículo de John Carlin y centra el ataque en el sistema informático contra el país de McClane.
  16. El villano, un capullo con camisa de seda, es el primero que no está a la altura del héroe. Un villano genérico para una cinta de acción genérica… del siglo XXI
  17. Al sufrido héroe de antaño no le sienta bien el mundo (del cine de acción) de nuestra época, así que la decisión que se toma es la de convertirle en un superhéroe al que no le cuesta planear sobre un caza o eliminar un helicóptero con un coche. A pesar de ser espectacular, es demasiado larga y nunca da con el tono desenfadado y veloz de antes. Es la primera Jungla aburrida.
  18. Económicamente hablando se trata de otro triunfo que, además, gustó a la estrella, que no tardaría en buscar una nueva aventura.
  19. Cinco años después, John Moore, un director de la casa con poco talento y un exquisito gusto por la fealdad, se encarga de la quinta entrega, la más corta de todas y la primera que resulta vapuleada por la crítica.
  20. La Jungla: un buen día para morir, recupera la calificación para mayores de 18 y se convierte en la aventura más imbécil de, en este caso, los McClane: al viejo John le acompaña su hijo en su primera aventura internacional.
  21. La película, como era de esperar, no recupera nada de los buenos viejos tiempos, pero la capa de suciedad y descerebre le sienta como un guante en comparación con la impoluta función de Wiseman.
  22. Esta quinta entrega recuerda, más que a la saga, a las secuelas absurdas y más o menos necesarias de la Cannon, con un guión sin pies ni cabeza y un enorme detalle en el feísmo.
  23. Habrá que ver cómo responde la taquilla, pero de momento la película se ha colocado la primera en el fin de semana de su estreno, con 25 millones de dólares, menos que la anterior pero algo más que la tercera.
  24. Bruce Willis aportó el detalle internacional y parece contento con el resultado, tanto que estaría dispuesto a colgar la pistola tras una sexta y última entrega, antes de entregar la saga a otro personaje. Esperemos que eso no ocurra nunca y que La Jungla acabe con McClane.
  25. Yipee Ki-Yai, hijos de puta.