Crítica de You Go To My Head
Ha conseguido un hueco en las pantallas más alternativas You Go To My Head, una obra premeditadamente extraña, con una trama próxima al suspense psicológico, pero más bien basada en la belleza de una puesta en escena minimalista y muy cautivadora, que puede hacer las delicias de los amantes del cine independiente de Carlos Vermut y similares.
You Go To My Head de Dimitri de Clercq
Dimitri de Clercq, director de You Go To My Head, es responsable de una larga y ecléctica carrera como productor, que incluye títulos tan variados como una biografía de Leni Riefenstahl, la controvertida directora de las películas de propaganda nazi, un drama sobre incesto protagonizado por la inevitable Isabelle Huppert, Mi madre (2004), o una de las pocas películas llevadas a cabo en Irak después de la guerra, Hijo de Babilonia (2009).
Como director, su único largo anterior data de hace ya 25 años; se trata del inédito Un bruit qui rend fou (un ruido enloquecedor), codirigido por otro personaje todavía más singular, Alain Robbe-Grillet, el padre y nombre más relevante del movimiento literario conocido como nouveau roman (nueva novela), muy influyente en su momento, así como guionista de El año pasado en Marienbad (Alain Resnais, 1961), una de las obras fundamentales del cine de autor, y posteriormente autor de una curiosa carrera en el cine erótico.
La ardilla roja minimalista
Con estos referentes, está claro que You Go To My Head, a la que le ha costado más de dos años encontrar distribución en España, va dirigida a espectadores inquietos que no buscan un relato comercial convencional. Cualquier duda al respecto es disipada en su comienzo, ya que transcurren más de diez minutos antes del primer diálogo. El resto del metraje ya es más accesible y desarrolla una trama con un cierto suspense psicológico, basada en una amnésica recogida en mitad del desierto por un excéntrico millonario que aprovecha la falta de memoria de la mujer para hacerse pasar por su marido.
Este punto de partida es idéntico al de La ardilla roja de Julio Medem, uno de los títulos más relevantes del nuevo cine español de los 90. Medem llevaba a cabo a partir de ahí un inteligente estudio acerca de los roles de género tradicionales, un juego perverso en el que los hombres modelan a las mujeres a su conveniencia y ellas a su vez intentan subvertir ese poder a través de la mentira y desde una sumisión solo aparente. El guión de You Go To My Head, el título de un viejo clásico del jazz, famoso en la voz de Billie Holiday, está mucho menos elaborado y es un pretexto para dar contenido a unas imágenes envolventes e hipnóticas desde una puesta en escena minimalista de espacios vacíos y artificiales.
De Clercq nos propone disfrutar de la belleza desde una perspectiva que algunos pueden encontrar esteticista o frívola, ya que no ofrece ningún discurso sólido sobre la memoria ni sobre la mentira y por supuesto tampoco cae en los esquemas habituales del thriller que ya nos sabemos.
Pero no siempre estudiar una película desde el guión es el enfoque más adecuado; se podría decir igualmente que el director sigue la estela de Hitchcock, que buscaba tener atrapado al espectador a base de imágenes envolventes y juegos psicológicos; sin llegar naturalmente al barroquismo del maestro inglés, You Go To My Head nos engancha con una espléndida fotografía y unos personajes desconocidos, que representan una incógnita para nosotros y para ellos mismos, y que viven en el engaño y la ilusión. La película gustará a quienes acepten que uno y otra forman parte de la esencia del cine y que este va más dirigido a nuestros sentidos que a nuestra razón.
Tráiler de You Go To My Head subtitulado en Español (VOSE)