Crítica de Nagasaki: Recuerdos de mi hijo

Hecha con suma elegancia y delicadeza, Yôji Yamada trae un sentido retrato de la vida de aquellas personas anónimas que fueron víctimas de la bomba atómica en Nagasaki, como también las trágicas consecuencias que padecieron los supervivientes.

El retrato de las víctimas anónimas

Junto con Hirokazu Kore-eda, Yôji Yamada es uno de los cineastas japoneses que mejor representa en la gran pantalla el costumbrismo de su país. Hace poco se ha podido ver ‘Maravillosa familia de Tokio’, en la que Yamada hacía una crítica ácida al mensaje que transmitió tanto ‘Cuentos de Tokio’, el clásico de Yasujiro Ozu, como la versión actualizada que él hizo, ‘Una familia de Tokio’. Sin embargo, un año antes, Yamada continuó narrando el día a día de aquellos que sufrieron la Segunda Guerra Mundial conNagasaki: Recuerdos de mi hijo’, un delicado drama que representó a Japón en la sección a mejor película de habla no inglesa en la 89ª edición de los Premios Oscar.

Durante la Segunda Guerra Mundial, Nobuko Fukuhara vio cómo la tuberculosis se llevó a su marido y cómo en Birmania, su hijo mayor, moría en batalla. Sólo le quedaba su hijo pequeño, Koji, que logró evitar ir al frente para estudiar medicina en Nagasaki. El 9 de agosto de 1945, cuando el chico estaba en clase, la aviación estadounidense soltó una de las dos bombas atómicas que asolaron Japón, muriendo al instante. Tres años más tarde, Nobuko vive sola, aunque Michiko, la prometida de Koji, le ayuda. Ahora Nobuko trabaja como comadrona. El día del tercer aniversario de la muerte de su hijo, la mujer asume que nunca volverá. Es en ese momento cuando el fantasma de Koji se aparece en su casa, provocando una reflexión sobre la vida.

Yôji Yamada trae la delicadeza de ‘La casa del tejado rojo

Aunque llegue más tarde que ‘Maravillosa familia de Tokio’, Nagasaki: Recuerdos de mi hijo’ continúa el camino de su filme predecesor, ‘La casa del tejado rojo, no sólo porque narre la vida cotidiana de la gente que padeció la guerra en Japón, sino porque también habla del duelo de la muerte y la superación para poder caminar hacia delante. Hecha con suma delicadeza, la cinta combina el costumbrismo japonés con el realismo mágico a la hora de mostrar apariciones fantasmales. Esos espíritus se convierten en metáfora de una mujer que aún sufre por la pérdida de toda su familia.

La aparición del hijo se muestra cómo forma de reflexión sobre caminar hacia delante y superar el duelo. En ese sentido, la película acierta al mostrar dos formas de llevar el duelo. Por un lado la madre, Nobuko, cuyo dolor es demasiado fuerte y simboliza el fracaso de la propia vida, al abandonarse en recuerdos del pasado debido al fuerte sufrimiento que padece; por otra parte está Machiko, la prometida de Koji, símbolo de esperanza y superación, una joven que logra sobreponerse del dolor de la pérdida no sólo de su amor, sino de sus amigos y familiares.

Intimista y melancólica

De esta forma, ‘Nagasaki: Recuerdos de mi hijo’ se convierte en un retrato no sólo del duelo, sino del dolor de una madre por perder a su hijo, a su familia. Yamada retrata con sumo respeto esta historia, que muestra a esas mujeres que padecieron solas y que decidieron apoyarse mutuamente conformando un día a día complicado pero en el que no quedaba más remedio que caminar hacia delante. El cineasta trae la esencia de ‘Kabei: Nuestra madre’ en su sentido más trágico y solemne, lo que convierte a esta película en bello y triste poema sobre la muerte.

Filmada con una belleza melancólico y pausada, ‘Nagasaki: Recuerdos de mi hijo’ es una película que llegará al corazón del espectador. Narrada con suma ternura, es imposible no rendirse el amor de esta madre abnegada. Una película delicada, cual cerezo en flor al mostrar la hermosura de la vida y lo efímera que puede llegar a ser. Un soneto de otoño convertido en película, maravillosa.

Tráiler español de ‘Nagasaki: Recuerdos de mi hijo

Crítica de Nagasaki: Recuerdos de mi hijo
  • Dirección
  • Interpretaciones
  • Guion
  • Fotografía
  • Música

Resumen

Hecha con suma pasión y delicadeza, 'Nagasaki: Recuerdos de mi hijo' es una demostración más del carácter costumbrista y melancólico del veterano Yôji Yamada. Una bella y melancólica sonata de otoño.

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Cinéfilos 5 (1 voto)
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