Crítica de Morir

Duro drama en el que se muestra, sin sentimentalismos, las duras consecuencias que lleva una enfermedad terminal no sólo para el que la padece, sino también en aquél que le acompaña. Con una Marián Álvarez magnífica, Fernando Franco vuelve a traer una película con sabor amargo de buen cine.

Amor con sabor a hiel

Alphonse de Lamartine dijo: “A menudo el sepulcro encierra, sin saberlo, dos corazones en un mismo ataúd”. Tras ‘La herida’, Fernando Franco regresa a la dirección con otro drama que se pone a la altura de su aplaudida predecesora. Protagonizada, de nuevo, por Marián Álvarez, llega ‘Morir’, que se pudo ver en el 65º Festival Internacional de Cine de San Sebastián.

Luis y Marta pasan unas agradables vacaciones en el norte de España. Ella va a nadar mientras él lee en la terraza de la casa en la que se han instalado. En medio de estos días de asueto, Luis le revela una dura realidad a Marta: Tiene un tumor cerebral. Desde ese momento, Marta se hará cargo de la salud de Luis. Sin embargo, es desde ese momento cuando entre ambos empezará a haber reproches, mentiras, sentimientos de culpa y miedo, mostrando la cara más amarga del cuidado de una pareja que padece una enfermedad terminal.

La otra realidad del sufrimiento

Tras su ópera prima, Fernando Franco continúa con su análisis sobre los sentimientos y la enfermedad. Franco lo hace sin contemplaciones, fracturando minuciosamente la psique de dos protagonistas cuya relación va viciándose hasta llegar a un culmen amargo y muy incómodo. No es ‘Amor’ pero se le parece con cierta lejanía. A diferencia del angustioso relato de Haneke, Franco no lleva hasta al extremo psicológico a sus protagonistas, pero casi, y les da ciertos momentos de descanso.

Es, sobre todo, en los últimos actos cuando Franco se muestra más duro, especialmente con su protagonista masculino, magnífico Andrés Gertrúdix, cuyo foco principal empieza con cierta aversión a la enfermedad para acabar convirtiéndose en hombre dependiente no sólo en salud, sino también emocionalmente hablando. Por otro lado está Marián Álvarez, que esta vez da vida a una mujer cuyo compromiso conyugal no es nada fácil de cumplir.

Morir, un nuevo acierto de Fernando Franco

Esa relación, Franco muestra el dolor del enfermo, el dolor de su pareja, el miedo de él a quedarse solo, la desesperación de ella por no poder contárselo a nadie. Todo hecho con un intimismo en el que el espectador sentirá que entra de lleno en la privacidad del matrimonio. El cineasta evita momentos lacrimógenos, no pide lástima para sus protagonistas, tampoco pide empatía, mostrando de la forma más austera el dolor y el miedo a la muerte.

De forma dura, como si de un golpe en el estómago se tratase, Morir’ es la confirmación de que se está ante un cineasta único. Fernando Franco vuelve a acertar en su reflexión sobre la relación entre sentimientos, emociones y enfermedad. Y, una vez más, es un gran placer ver a Marián Álvarez en el cine, con un personaje complejo y lleno de capas que sólo ella es capaz de defender. Magnífica.

Tráiler de ‘Morir

Crítica de 'Morir'
  • Dirección
  • Interpretaciones
  • Guion
  • Diseño de producción
  • Sonido

Resumen

Marián Álvarez y Andrés Gertrúdix deslumbra en un frío y amargo drama sobre la sufrimiento de un matrimonio ante la enfermedad terminal de uno de ellos. Fernando Franco vuelve a acertar tras la estupenda 'La herida'.

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