Crítica de Tierra de Dios

Esta réplica británica a Brokeback Mountain, premiada en varios festivales de cine LGTBI, el de Madrid entre ellos, es una historia de amor rural tan agradable de ver como convencional y poco arriesgada.

Cine indie agradable y (políticamente) corrrecto

Existe la idea romántica de que la escasez de medios y el bajo presupuesto suponen para el cine una mayor libertad creativa y la posibilidad de asumir un riesgo mayor y de llevar a cabo propuestas más innovadoras. La realidad, no obstante, es bastante más prosaica; estar fuera de los canales masivos de distribución y tener que amortizar la inversión financiera que ha supuesto la película en pequeños festivales de cine supone que las concesiones que hay que hacer para que el público festivalero, siempre muy escaso en comparación con el de las multisalas, se sienta atraído por un título en concreto dentro de la enorme oferta del certamen son considerables, y la lucha por llegar a las pantallas comerciales, algo que solo lograrán, y con suerte, un pequeño puñado de los títulos exhibidos, puede ser todavía más encarnizada que los enfrentamientos que pueda tener el autor de una obra de mayor presupuesto con las estrellas más caprichosas o los productores más cerriles de Hollywood.

Tierra de Dios ofrece un entretenimiento agradable y un acabado profesional, se permite un ritmo pausado y tranquilo de acuerdo con su atmósfera rural y prescinde de los habituales elementos de comedia, todo lo cual es meritorio. No obstante, también es un buen ejemplo de que no es oro indie todo lo que reluce en los festivales en general y los destinados al público LGTBI en particular, al menos si estamos asociando la etiqueta de independiente con transgresión o con un producto alternativo a lo comercial. Nos encontramos ante una historia de amor entre dos chicos jóvenes y guapos en un hermoso y bucólico paisaje rural donde no faltan escenas de cama más bien gratuitas; si no se tratara de dos personas del mismo sexo nadie dudaría de que estamos caminando por los senderos más trillados del cine romántico de Hollywood.

De hecho, la principal limitación de la película es que se mueve por parámetros políticamente correctos y no se atreve a desarrollar todos los aspectos de la relación entre los personajes relacionados con el diferente origen y status social de ambos. Uno es el hijo de los dueños de una pequeña granja en la Inglaterra profunda, consentido, indolente, alcohólico, racista y bloqueado emocionalmente, y el otro es un inmigrante rumano empleado por los padres. El amor irá transformando paulatinamente al niñato en una persona más madura y capaz de pensar en alguien que no sea él mismo, pero ¿qué le aporta al inmigrante esta relación? ¿Puede haber un trato de igual a igual entre el hijo del jefe y un empleado? ¿Van a existir reacciones homófobas por parte de la comunidad? No se explora ninguno de estos aspectos, sino que el inmigrante se muestra como el otro que sirve para que el británico resuelva sus problemas sin que el autor de la película se interese por los suyos; de hecho el principal conflicto de la trama elude todos los aspectos mencionados para centrarse en una infidelidad y en si el engañado va a ser capaz de perdonarla, de acuerdo nuevamente con los parámetros más convencionales y banales del género.

En resumen, Tierra de Dios es una correcta muestra de cine romántico gay que, a pesar de seguir esquemas comerciales y convencionales, mantiene en todo momento un tono sobrio y digno sin concesiones a lo más fácil ni chabacano. Se echa de menos, no obstante, que no aproveche buena parte del potencial de la historia y se limite a enunciar varios aspectos sin llegar a desarrollarlos.

Tráiler de Tierra de Dios subtitulado en español

Crítica de Tierra de Dios
  • Dirección
  • Guion
  • Actores

Resumen

Tierra de Dios, de Francis Lee, es una correcta muestra de cine romántico que no sabe aporvechar buena parte del potencial de la historia y se limita a enunciar varios aspectos sin llegar a desarrollarlos.

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