Crítica de Perdiendo el este

Podrían habérsela ahorrado. Comedia absurda, de humor zafio, rancio y ofensivo, cuyos actores, cómicos de primer nivel, están completamente desaprovechados.

PERDIENDO EL ESTE de Paco Caballero

Ciertamente, sorprende la decisión de Atresmedia Studios de crear una secuela de ‘Perdiendo el norte’, la exitosa comedia estrenada en 2015 y protagonizada por Yon González, Julián López y Blanca Suárez. Sorprende porque la serie spin-off que salió inicialmente, ‘Buscando el norte’, no funcionó en audiencias. Esta vez, las aventuras del pobre Braulio van hasta Hong Kong con ‘Perdiendo el este’, que intenta mantener el mismo nivel de humor que su predecesora.

Braulio, por fin, va a poder ejercer de lo que ha estudiado, ya que le han ofrecido un puesto de profesor en la Universidad de Hong Kong. Por ello, el treintañero viaja hasta la antigua colonia británica y hacer la presentación con la que podrá firmar su contrato. Pero hay un problema: la presentación tiene que ser en mandarín y, como pudo verse en la primera película, Braulio no tiene mucha afinidad hacia otras lenguas. Con lo cual, la prueba se convierte en un verdadero caos. Sin visado y con el riesgo de ser expulsado del país antes de la siguiente convocatoria, un día conoce a Xiao, una joven china que, por azares del destino, puede convertirse en la solución a sus problemas.

Repite la misma fórmula que ‘Perdiendo el norte

Perdiendo el este’ repite la misma fórmula que ‘Perdiendo el norte’, solo que de una forma más bestia y vulgar. Si la primera película era una forma ligera de mostrar cómo muchos jóvenes españoles, preparados y con estudios universitarios, emigraban para vivir inicialmente en condiciones de precariedad, solo que en otro país, la segunda intenta volver a plantear el mismo esquema, de la misma manera, con chistes fáciles sobre choques culturales, situaciones incómodas carentes de humor y prejuicios propios de chascarrillos de bar.

De hecho, su humor no es que solo no cause ni la más mínima pizca de gracia, es que resulta hasta ofensivo, como si sus guionista que, ¡ojo!, son un total de cuatro, intentasen hacer reír con una comedia que parece hecha hace una década y media. La trama amorosa, aunque con protagonistas atípicos, es también muy convencional y encima, precipitada, ya que las situaciones de enredo no están bien elaboradas y ese amor que sienten Braulio y Xiao surge demasiado rápido, lo que provoca que no sea creíble.

Secuela innecesaria con humor escatológico

También está un elemento que hubiera podido ofrecer un punto de vista más profundo, como es el de la situación de las llamadas “mujeres sobrantes”, mujeres jóvenes que han decidido tomar el rumbo de sus vidas y no tener pareja o casarse y que son despreciadas por la sociedad china. Lo que, inicialmente, parece una crítica velada de la situación que padecen miles de mujeres tanto en Hong Kong como en China, acaba diluyéndose entre chistes de rollitos de primavera o sopa agripicante. El personaje interpretado por Chacha Hunag, finalmente, no tiene autonomía y sus decisiones están a merced de lo que dictan los protagonistas masculinos.

Humor de brocha gorda y escatológico, trama absurda y unos personajes secundarios que son los “auténticos sobrantes”, lo único bueno que tiene ‘Perdiendo el este’ son sus actores, humoristas de profesión, que defienden como pueden a sus personajes. Desafortunadamente, Julián López, Edu Soto y Miki Esparbé están completamente desaprovechados, en una secuela completamente innecesaria que debería plantear a sus productores cómo deben enfocar una tercera parte que, parece ser, ya está en elaboración.

Tráiler de ‘Perdiendo el este

Crítica de Perdiendo el este
  • Dirección
  • Guion
  • Interpretaciones
  • Fotografía
  • Montaje

Resumen

Hecha para los fans del humor de brocha gorda y escatológica. Secuela innecesaria que unos actores de primer nivel que están desaprovechados en una cinta sin gracia y rancia.

1.5
Cinéfilos 3 (2 votos)
Sending