Crítica de La favorita
La primera gran película del año ya ha llegado a la cartelera: Yorgos Lanthimos, autor de Canino y El sacrificio de un ciervo sagrado, se consolida en Hollywood con una historia de época agria con la que ha conseguido seducir a Emma Stone, una de las actrices de moda, llevar su estilo a un terreno comercial sin traicionarlo y alzarse con 10 nominaciones a los Oscar.
LA FAVORITA de Yorgos Lanthimos
El periodo histórico en el que transcurre una película es solamente un escenario, aunque los convencionalismos hayan convertido al cine de época en un género y un estilo. Una de las primeras escenas del film, en la que la protagonista revive en forma de flashback su viaje en coche de caballos al palacio de la reina, durante el cual vemos sin tapujos como uno de los viajeros se ha masturbado delante de ella, deja claro desde el principio que La favorita se propone romper con los tópicos de las películas de época académicas, agradables de ver y donde no se escuchan tacos; no es una adaptación literaria, primera transgresión de las normas, sino un guion original que se permite un tratamiento de los personajes desde una óptica contemporánea y claramente cinematográfica, adecuada también a la puesta en escena descaradamente autoral de Lanthimos, que usa sistemáticamente planos picados, contrapicados y aberrantes durante todo el film.
Eva al desnudo en la corte
El director de Canino, uno de los más brillantes y personales del cine actual, prosigue su carrera ascendente dejando atrás poco a poco su condición de perro verde del cine griego y haciéndose hueco en las carteleras internacionales y en la agenda de estrellas de Hollywood como Colin Farrell, Nicole Kidman y en esta ocasión Emma Stone, que buscan una pátina de prestigio en sus curriculums, o simplemente que tienen un interés sincero por un cine menos comercial.
En esta ocasión Lanthimos por primera vez ha dejado un tanto de lado su gusto por cuentos surreales de interpretación extremadamente abierta y se ha enfrentado a una trama más realista y cerrada, acercándose más al gran público pero manteniendo intactos su atmósfera angustiosa, su falta de concesiones al espectador, evidente a la hora de abordar la sexualidad de sus personajes, su humor negro y su distanciamiento extremo, que se podría llegar a considerar falta de empatía, con estos. Es decir, se ha mantenido fiel a su estilo y ha hecho suya una historia de intrigas palaciegas, de hecho una especie de adaptación de Eva al desnudo en la corte inglesa del siglo XVIII, que en principio podría parecer ajena a su universo.
Tal vez el aspecto que podríamos considerar menos Lanthimos de su última película es que, a pesar de que no haya subrayados intencionados y dentro de la sutileza, acaba resultando maniquea y portadora de un contenido moral, algo que su cine anterior había evitado cuidadosamente. Aunque las dos rivales por el favor personal, político y sexual de la reina empiezan pareciendo igual de egoístas, a lo largo del metraje iremos descubriendo que mientras una es arisca y nada complaciente pero sincera y digna de confianza, la otra es aduladora, mentirosa y perversa, y que es este segundo tipo de personas quienes se suelen acabar llevando el gato al agua, sobre todo a la hora de relacionarse con los poderosos; ese pesimismo sí sería cien por cien Lanthimos.
Aunque el sector cinéfilo más snob arrugará la nariz al ver llenas las salas que proyectan La favorita y, de manera muy previsible, acusará a su autor de venderse y emprenderá, o más bien continuará, la eterna búsqueda de la siguiente penúltima nueva promesa desconocida, del nuevo Lanthimos, lo cierto es que estamos ante una película, efectivamente no tan insólita, inaccesible y marciana como Canino, Langosta o El sacrificio del ciervo sagrado, pero sin duda relevante, arriesgada e impecable, que no desmerece ni traiciona sino que, por el contrario, confirma y consolida la gran trayectoria de su director.
Crítica de Antonio López
Tráiler de La Favorita en Español