Crítica de El autor

El director de Caníbal ofrece con El autor el estreno más destacado hasta la fecha del cine español de 2017 con una adaptación de Javier Cercas en la que la búsqueda desesperada de una historia que contar por parte de un burócrata aficionado a la escritura se convierte en un feroz retrato social.

El aprendiz de escritor perverso

Para hacer una buena película sobre la falta de talento hace falta mucho talento. Frente al tópico ya muy explotado en el cine del escritor bloqueado y falto de inspiración, El autor habla de un aficionado mediocre que quiere pero no sabe escribir y que desea convertir su afición por la escritura en la válvula de escape que le permita escapar del atasco y de la insatisfacción en los que se encuentra, no solamente en el taller para autores noveles al que acude, sino también en su trabajo, su relación de pareja y demás aspectos de su vida. Para ello la única salida que encuentra ante su falta de imaginación será la de espiar y manipular a las personas que encuentra a su alrededor para convertir su realidad gris en una ficción atractiva y adictiva en la que irá quedando atrapado.

Manuel Martín Cuenca, que ya había llamado la atención de los cinéfilos con su trabajo anterior de 2013, Caníbal, se inspira ahora en una novela de Javier Cercas, uno de los autores de nuestro país que mejor domina la construcción, o tal vez sea más adecuado decir la deconstrucción, de relatos donde se juega entre la ficción y la realidad, para llevar a cabo un fresco social que, aunque utilice las técnicas narrativas más actuales, acaba remitiendo a la literatura clásica realista del siglo XIX. Podemos encontrar, tanto en el retrato del mundo literario de éxito, como en el de los talleres para escritores aficionados, como en el del trabajo convencional en una oficina, como entre los vecinos de diferentes edades, orígenes y clases sociales del edificio en el que vive el aspirante a escritor, la misma mezquindad y mediocridad de los personajes de Balzac, Flaubert o Galdós; aunque la diferencia con los clásicos sería que aquí cabe la duda de si los autores piensan que efectivamente la sociedad que describen es así, o si es el protagonista el que está impregnando a todo y todos los que están a su alrededor de su oportunismo y falta de escrúpulos y el que les hace actuar, al convertirlos en sus criaturas de ficción, de la misma manera en la que él actuaría.

Antonio De La Torre y Javier Gutiérrez, dos grandes del cine español

De tener que ponerle alguna pega a la película sería que Martín Cuenca juega en el mismo territorio de relatos peligrosos con vampiros, víctimas y cazadores cazados de En la casa (2012), obra maestra en la que François Ozon desplegaba una puesta en escena mucho más brillante, sofisticada y llena de recursos. Con un listón tan alto, la mejor forma de huir de comparaciones odiosas hubiera sido el adaptar la historia al mundo del cine, convirtiendo al aspirante a autor literario en un aspirante a guionista o director, para llevar el juego narrativo al mismo medio que se está utilizando y aportar una capa más al juego de espejos de ficción dentro de la ficción, pero los creadores de la película han preferido jugar sobre seguro siguiendo el camino marcado por la novela.

Pese a lo dicho, salvo que el último mes del año ofrezca alguna sorpresa, El autor se perfila como el título más relevante y logrado de la cosecha de cine español de 2017, consolidando a Martín Cuenca como uno de los directores más sólidos del momento en el panorama nacional, y a Javier Gutiérrez como actor de moda favorito para premios varios, el Goya incluido.

Tráiler de El autor

Crítica de El autor
  • Dirección
  • Guion
  • Interpretaciones

Resumen

El autor se perfila como el título más relevante y logrado de la cosecha de cine español de 2017, consolidando a Martín Cuenca como uno de los directores más sólidos del momento en el panorama nacional, y a Javier Gutiérrez como actor de moda.

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