The Purge, La noche de las bestias, o lo que es lo mismo, una idea que en un principio te puede parecer formidable, pero si lo piensas con detenimiento llegas a la conclusión de que su premisa bien podría terminar en un cortometraje. Esta noche se nos presenta el 2022, y durante doce horas, una vez cada año, habrá total libertad para el crimen, el asesinato y los disturbios. Este mundo de fantasía, de pura ciencia ficción casi de baratillo, promulga que es la base para acabar con la violencia, dejando las tasas de criminalidad anuales en un 1%, y nos quedamos tan panchos, sin más. En varios aspectos nos recordará a Funny Games de Michael Haneke o Los Extraños con Liv Tyler, pero sin el encanto que pudieron llegar a tener ambas. El reparto une a Ethan Hawke y Lena Headey, que es la única que sobresale, hasta cierto punto, en ese conjunto sin mucha chispa ni chicha formado por la familia protagonista, los vecinos, o unos malos de turno, nerds o hipster, con un cabecilla que es un claro intento de parecer una nueva versión del Joker de Heath Ledger. Pero se queda en nada, porque Rhys Wakefield nos recuerda más a Joaquín Reyes de la Hora Chanante. Este thriller tiene un gran problema, y es la falta de conexión actores y espectador. James DeMonaco no consigue la base más importante para poder luego reproducirlo en forma de tensión a lo largo de los pasajes de la película. The Purge tarda en empezar, la verdadera noche de las bestias se atrasa en demasía para la escasa hora y media de duración, y una vez que llega ese clímax que esperamos como un auténtico espiral, se convierte en una serie de situaciones que durante una, dos, tres y cuatro veces siempre terminan igual, un auténtico absurdo. Producto de meridiano bajo coste, que se pierde una y otra vez en una espiral del relleno ya que hay más bien poco que contar, sin novedad y pocas sorpresas, pero con alguna escena espectacular y algo de realidad con eso de que tus enemigos puedes tenerlos mucho más cerca de lo que crees. Aviso, no estamos ante una película deleznable, no aburre y se deja ver sin mucho esfuerzo, pero posiblemente si existieran purgas como esta en el mundo del cine, esta noche de las bestias habría llegado directamente a la estantería del videoclub.
The Purge, La noche de las bestias, o lo que es lo mismo, una idea que en un principio te puede parecer formidable, pero si lo piensas con detenimiento llegas a la conclusión de que su premisa bien podría terminar en un cortometraje. Esta noche se nos presenta el 2022, y durante doce horas, una vez cada año, habrá total libertad para el crimen, el asesinato y los disturbios. Este mundo de fantasía, de pura ciencia ficción casi de baratillo, promulga que es la base para acabar con la violencia, dejando las tasas de criminalidad anuales en un 1%, y nos quedamos tan panchos, sin más. En varios aspectos nos recordará a Funny Games de Michael Haneke o Los Extraños con Liv Tyler, pero sin el encanto que pudieron llegar a tener ambas. El reparto une a Ethan Hawke y Lena Headey, que es la única que sobresale, hasta cierto punto, en ese conjunto sin mucha chispa ni chicha formado por la familia protagonista, los vecinos, o unos malos de turno, nerds o hipster, con un cabecilla que es un claro intento de parecer una nueva versión del Joker de Heath Ledger. Pero se queda en nada, porque Rhys Wakefield nos recuerda más a Joaquín Reyes de la Hora Chanante. Este thriller tiene un gran problema, y es la falta de conexión actores y espectador. James DeMonaco no consigue la base más importante para poder luego reproducirlo en forma de tensión a lo largo de los pasajes de la película. The Purge tarda en empezar, la verdadera noche de las bestias se atrasa en demasía para la escasa hora y media de duración, y una vez que llega ese clímax que esperamos como un auténtico espiral, se convierte en una serie de situaciones que durante una, dos, tres y cuatro veces siempre terminan igual, un auténtico absurdo. Producto de meridiano bajo coste, que se pierde una y otra vez en una espiral del relleno ya que hay más bien poco que contar, sin novedad y pocas sorpresas, pero con alguna escena espectacular y algo de realidad con eso de que tus enemigos puedes tenerlos mucho más cerca de lo que crees. Aviso, no estamos ante una película deleznable, no aburre y se deja ver sin mucho esfuerzo, pero posiblemente si existieran purgas como esta en el mundo del cine, esta noche de las bestias habría llegado directamente a la estantería del videoclub.
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The Purge, La noche de las bestias, o lo que es lo mismo, una idea que en un principio te puede parecer formidable, pero si lo piensas con detenimiento llegas a la conclusión de que su premisa bien podría terminar en un cortometraje.

Esta noche nos presenta el 2022, y durante doce horas, una vez cada año, habrá total libertad para el crimen, el asesinato y los disturbios. Este mundo de fantasía, de pura ciencia ficción casi de baratillo, promulga que es la base para acabar con la violencia, dejando las tasas de criminalidad anuales en un 1%, y nos quedamos tan panchos, sin más. En varios aspectos nos recordará a Funny Games de Michael Haneke o Los Extraños con Liv Tyler, pero sin el encanto que pudieron llegar a tener ambas.

El reparto une a Ethan Hawke y Lena Headey, que es la única que sobresale, hasta cierto punto, en ese conjunto sin mucha chispa ni chicha formado por la familia protagonista, los vecinos, o unos malos de turno, nerds o hipster, con un cabecilla que es un claro intento de parecer una nueva versión del Joker de Heath Ledger. Pero se queda en nada, porque Rhys Wakefield nos recuerda más a Joaquín Reyes de la Hora Chanante, y eso en un thriller no puede ser bueno ¿O sí?.

El hilo argumental tiene un gran problema, y es la falta de conexión actores y espectador. James DeMonaco no consigue la base más importante, para poder luego reproducirla en forma de tensión a lo largo de los pasajes de la película, y un thriller sin tensión no es nada. The Purge tarda en empezar, la verdadera noche de las bestias se atrasa en demasía para la escasa hora y media de duración, y una vez que llega ese clímax que esperamos como un auténtico festival del espectáculo, se convierte en una serie de situaciones que durante una, dos, tres y cuatro veces siempre terminan igual, un auténtico absurdo.

Producto de meridiano bajo coste, que se pierde una y otra vez en una espiral del relleno, ya que hay más bien poco que contar, sin novedad y pocas sorpresas, pero con alguna escena espectacular y algo de realidad con eso de que tus enemigos puedes tenerlos mucho más cerca de lo que crees. Aviso, no estamos ante una película deleznable, no aburre y se deja ver sin mucho esfuerzo, pero posiblemente si existieran purgas como ésta en el mundo del cine, esta noche de las bestias habría llegado directamente a la estantería del videoclub.

 

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