¿Qué película de cine estás buscando?

Bueno, esto es delicado.

Cuando el desgraciado de Len Wiseman voló por los aires las señas de identidad de la mejor saga de cine de acción, convirtiéndola en una patraña para niños de diez años y, por primera vez, en una peli apta para menores, temí un degenerativo proceso de armaletalización y agotamiento que tiraría por tierra el impecable trabajo de John McTiernan y Renny Harlin.

Pues John Moore, un directorucho de tres al cuarto que no consiguió llevar a buen puerto la adaptación de uno de los videojuegos más acojonantes que recordamos, Max Payne, y de un remake medio digno de La Profecía, pone de nuevo a McClane en apuros y, al menos, recupera la calificación para mayores de dieciocho años, los tacos y la sangre.

El mayor problema de esta quinta entrega, que sitúa a nuestro poli favorito en la madre Rusia, es, además de la torpeza del director, la maldita prisa con la que ha sido concebida una historia que no tiene ni pies ni cabeza.

Crítica de La Jungla: Un buen día para morir

Si nos olvidamos de este importante detalle y sobrevivimos a un primer acto, terrible, soso y aburrido, podemos llegar a entrar en la película y a disfrutar con el necesario cambio de agilidad de un héroe mayor por un montón de cámaras lentas espectaculares, alguna coña marca de la casa y disfrutar de la entrega más corta de la saga.

La Jungla: un buen día para morir, se queda pequeña en comparación con las tres primeras, pero da sopa con ondas a esa basura azul para todos los públicos y verdadero marrón en un historial inmaculado.

Más o menos, McClane ha vuelto.

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Comentarios de: Crítica de La Jungla: un buen día para morir
  • Rex - viernes, 22 de febrero de 2013

    La vi ayer, como peli de acción y entretenimiento está bien, aunque claro cuando se la compara con las 3 primeras partes de Die Hard, pues chirria.

    • kiko - viernes, 22 de febrero de 2013

      Ese cine murió con Matrix. El cine de acción hiperviolento, humilde y analógico desapareció hace tiempo. Disfruté de esta entrega mucho más que de la anterior, una película más cuidada y limpita. Tanto, que da grima. Esta quinta parte es una desfachatez más propia de la Cannon de horas bajas pero divertidas: una cosa muy idiota consciente de serlo y que no se avergüenza. Una cafrada entrañable.