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Homeland Temporada 6 Capítulo 6 Recap: The Return

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Homeland no se achanta con los premios Oscar y nos trae una semana más otro capítulo muy interesante. Interesante y misterioso que sigue la línea del capítulo anterior, pero nos demuestra que, lo que parecía una temporada más tranquila, dista mucho de privarnos de momentos de espías y espiados y muertos y disparos. ¡Alerta spoiler!

Quinn

Después de que Quinn “secuestrase” a su hija y a la niñera, Carrie va en su busca. Necesita más información sobre el misterioso señor que aparece en las fotografías de su móvil. Lo que pasa es que Quinn ha sido trasladado a un hospital psiquiátrico y no le puede visitar. Por supuesto, estamos hablando de Mathison, y termina consiguiendo hablar con Quinn, gracias al agente del FBI Conlin.

Conlin ya no sabe qué pensar: Sekou era, a su parecer, un terrorista; pero evidentemente nunca podría haber fabricado aquella bomba. Y luego están las fotos de aquel señor misterioso que Carrie le enseña. Saad, el “amigo” de Sekou, no le ha visto nunca, así que Conlin decide investigar. Mientras consigue que Carrie tenga unos minutos a solas con Quinn, él se dirige a una misteriosa empresa a cuyo nombre está inscrito el coche que llevó al hombre misterioso a colocar la bomba que mató a Sekou.

Carrie y Conlin

Resulta que aquella empresa contrata a trabajadores del gobierno, de todo tipo, pero no terminamos (ni él ni nosotros) de enterarnos de qué se hace en aquel lugar. Haciendo como que quiere trabajar allí, se cuela con un grupo y termina recorriendo pasillos inacabables y salas vacías, hasta que le pillan y le acompañan a la salida. Llama a Mathison, con quien queda en hablar en su casa porque lo que acaba de ver le parece extrañisimo. Ella, por cierto, le cuenta que la visita a Quinn no da resultado: Peter ya no confía en ella.

Keane

No le va mucho mejor a la presidenta electa, que sigue “retenida” por razones de seguridad en medio del campo, eso sí, ahora con un televisor a su disposición. En él puede ver como el presidente actual da un discurso en plena calle, mientras a ella se la llevaron de la ciudad por razones de seguridad. Sin poder contactar todavía con nadie de su equipo, a Keane se le ocurre coger prestado un móvil -sin preguntar- con el que poder hablar con su jefe de equipo, Rob. Marjorie, su asistenta en aquella casa, entra por la puerta en el momento justo, pero decide ayudar a la causa.

Con ayuda de Rob, que tiene entretenidos a los agentes que registran a los visitantes, Marjorie y Keane salen de la casa y ponen rumbo a Nueva York, con la presidenta electa oculta en el coche. No tardan en percatarse de su ausencia y terminan encontrándolas, pero ya no hay marcha atrás.

En el trayecto, ambas mujeres tienen una conversación que hace pensar a Keane: como ella, Marjorie perdió en la guerra a un hijo, pero piensa que no hablar de él es dejarle en el olvido, algo que a sus ojos Keane está haciendo con el suyo y el resto. A su llegada, la presidenta electa responde a algunas preguntas de los periodistas que salen a su paso y, por vez primera, habla abiertamente de su hijo. Parece que Marjorie la ha hecho cambiar de opinión. Al menos sobre eso.

La presidenta electa Keane

Juego de espías

Homeland tiene ese poder: te presenta a un personaje, de repente tiene un poco de protagonismo, y de repente lo mata. Es un poco Juego de Tronos (casualmente este capítulo también está dirigido -como el anterior- por un director de aquella serie, Alex Graves).

No nos da tiempo a sentir simpatía o algo por Conlin, pues cuando Carrie llega a su casa le encuentra muerto. Y su asesino sigue allí, y Mathison consigue escapar por los pelos de él, el mismo señor misterioso que puso la bomba. Va directa a buscar a su hija, que está bien, y ya la vemos en compañía de Max en su casa, haciendo guardia pistola en mano mientras Franny duerme a su lado.

También tenemos nuestra dosis de Saul Berenson, claro. Vemos como poco a poco se va metiendo en un charco del que no sé si sabrá salir. Pide una información a la CIA sobre Tova, agente israelí, pero no se la consiguen porque la señora que hace esas cosas casualmente se ha equivocado. Nate, un admirador de Saul que empieza allí, nos confirma que aquello es todo menos un error, y que algo está pasando. Saul recurre entonces a otras fuentes (Viktor, agente ruso), que le enseña unas fotos de un encuentro entre Tova y Dar Adal nada halagüeñas.

Bueno bueno, y la gran sorpresa para el final. En plena noche, unos señores misteriosos secuestran a Quinn del hospital. Todos nos tememos lo peor, ¿es este entonces el final de Quinn? No. Resulta que nada más abrir los ojos Quinn encuentra una cara conocida, ¡Astrid! Y ahora bien, ¿qué pinta el servicio secreto alemán ahí? ¿Para qué quieren a Quinn?

Última actualización: 27/02/2017

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