Better Call Saul Temporada 1 Capítulo 8 Recap: Rico

Desde que empezó Better Call Saul, la serie ha ido evolucionando y encontrando su propio ritmo. Está claro que las comparaciones con Breaking Bad están presentes, pero la historia de implicación personal de nuestro protagonista se basta por sí sola para mantener al público en pie.

Si a ese instinto de supervivencia de James McGill en el que muchos se reflejan le añadimos, además y con absoluto tino, una realización excelente, tenemos todos los ingredientes necesarios para que estas ocho semanas nos parezcan nada. El episodio de BCS de esta semana apunta alto, y puede suponer un nuevo comienzo para un viejo Jimmy al que ya conocemos. ¡Alerta spoiler!

Rico es un episodio muy interesante que empieza con su flashback, por supuesto. Y nos lleva la serie al comienzo de la carrera de un Jimmy ya centrado, que trabaja en HHM repartiendo el correo a los trabajadores con un carrito. Ese día, sin embargo, una de las cartas que lleva es para él. Pero no puede abrirla, no se atreve.

James se ha pasado noches y fines de semana estudiando derecho a distancia. En esa carta está la respuesta a su futuro, y decide que sea Kim quien la lea primero. La mujer, por entonces enclaustrada en un cuartucho sin luz, se funde en un beso con McGill cuando termina de leer la misiva. Tenemos un nuevo abogado en la ciudad.

El siguiente en enterarse es su hermano Chuck, quien por aquel entonces tenía mucho trabajo en el bufete. Queda muy sorprendido, claro. No tenía ni idea y ahora resulta que su hermano es abogado por la universidad de Samoa Americana (un archipiélago minúsculo en medio del océano Pacifico).  Como abogado que es, el siguiente paso es lógico: pide un puesto en HHM, a poder ser alejado de cartas y sellos.

Chuck asegura que hablará con el resto de socios, y McGill no tarda en tener respuesta. En una escena genial, en plena celebración con sus compañeros, Jimmy recibe la visita de Hamlin. No podemos escuchar la conversación, pero es que no hace falta. Sabemos cómo es Howard, sabemos cómo es James. Por ahora no hay sitio para él allí. ¿De ahí esa relación entre ambos? Seguramente.

Ya en el presente, vemos como Kim vuelve a ganar algo de reputación en HHM gracias a McGill, que le devolvió a los Kettleman en el episodio anterior. Eso sí, en televisión todo el mérito se lo atribuye Hamlin. Un Jimmy algo disgustado no va a rendirse, y visita a su nuevo cliente, una mujer que quiere hacer testamento. La señora Landry vive en Sandpiper Crossing, una residencia de ancianos que funciona como un hotel. Cuando han terminado, sin embargo, aparecen los problemas: la mujer no tiene dinero suficiente para pagar a James.

Landry se siente fatal, pero le asegura que le pagará el resto del dinero cuando le den su siguiente paga, y así podrán terminar la operación. Un intrigado McGill le pregunta acerca de esa paga que dice la señora. Landry le explica que su pensión y prestaciones van directas a Sandpiper Crossing y ellos les descuentan los gastos de vivir allí. El resto se lo entregan en forma de pagas, cada dos semanas.

Jimmy no tarda en encontrar algo que no le cuadra en el asunto, lo que hace Sandpiper no está bien y reúne a algunos compañeros de la señora Landry para enseñarles a interpretar sus facturas. Vemos como la recepcionista de Sandpiper Crossing mira con preocupación, mientras James trata de leer una minúscula letra que figura en el dorso de las facturas de la empresa.

McGill llega a casa de su hermano en busca de información de otros residentes de Sandpiper con los que ha trabajado. Allí su hermano le confiesa que sabe perfectamente lo que hace dejando allí el trabajo sin hacer: pretende que lo haga él, y lo ha conseguido. Chuck no solo le ha ayudado con muchos testamentos por terminar, sino que además le ha encantado.

Como comprueban con algunos documentos, la empresa está sobrevalorando algunos de los costes de sus clientes, que los pagan sin enterarse. Aunque puede tratarse de un delito de fraude, su hermano le asegura que necesita más pruebas para poder ir contra Sandpiper. Así que regresa, pero la recepcionista no le deja entrar. Han cambiado la política de la empresa al respecto.

Pero Jimmy no se da por vencido. Al ver como en Sandpiper han empezado a deshacerse de pruebas y tienen la trituradora de papel echando humo, entra al aseo y redacta en papel higiénico una demanda por fraude y destrucción de pruebas. Lástima, no sirve de mucho. Y le echan de allí en seguida. Pero, repito, James no se da por vencido. Por la noche, se cuela en el contenedor de basura de la residencia para conseguir algo con lo que poder actuar.

Imaginad la estampa: McGill, rodeado de desperdicios, tropezándose con los pañales de los inquilinos de Sandpiper Crossing. Mientras se encuentra rebuscando en la basura, Jimmy recibe una llamada del abogado de la empresa, que ha recibido su “demanda”. Solo llama porque conoce a Chuck, y por respeto a él. Me encanta que se trague la mentira de James de que está en la ópera viendo La flauta mágica, y no dentro de un contenedor.

El abogado tiene razón: por ahora McGill no tiene nada. Hasta que se encuentra los desechos de la trituradora de papel. Aunque parece una locura, Jimmy se dirige a casa de su hermano y empieza a intentar recomponer los papeles triturados, en busca de algo que le ayude, algo de información. Trabaja en ello toda la noche, y cuando Chuck le encuentra allí se presta a ayudarle.

James se queda dormido y, al despertar, descubrimos como su hermano ha conseguido milagrosamente rearmar algunos documentos, entre ellos uno muy importante, la factura de un cargamento de jeringuillas desde Nebraska. Deciden trabajar juntos en el caso, y pedir ayuda a Kim con alguna información acerca de precedentes legales. Kim le debe el favor de los Kettleman, así que acepta a imprimir miles de páginas para ellos. Eso sí, usando la clave de un Chuck al que vemos mucho más revitalizado.

En una reunión con los abogados de Sandpiper Crossing, todos ponen las cartas sobre la mesa. Sus representantes aseguran que sí, tal vez haya sobrecoste, pero en ningún caso ni coerción ni amenaza, así que no hay caso. Tiene buena fe, y pagarán 100.000 dólares para pagar sus molestias y el coste de más a los afectados.

Sin embargo, los McGill tienen un as bajo la manga: la factura de Nebraska. Ese preciso documento acredita una compra a otro estado y, haciendo referencia a la ley RICO (Racketeer Influenced and Corrupt Organizations Act), el asunto se vuelve estatal y pueden alegar conspiración criminal y aumentar sus cargos contra Sandpiper. Los abogados de la empresa empiezan a ponerse nerviosos y piden una cifra. James espera sacar, por lo menos, un millón de dólares; pero Chuck se le adelanta tajantemente: que sean 20 millones.

Al final del capítulo, vemos a ambos McGill trabajando en su casa en el caso, y como Chuck sale al coche a por unos documentos. Sin duda todos nos extrañamos, y ante la sorpresa de Jimmy, Chuck parece darse cuenta de que está fuera de casa, después de tanto tiempo, sin protección contra las ondas electromagnéticas. ¿Acaso se ha recuperado?

En este capítulo también hay algo de espacio para Mike Ehrmantraut. En Five-O nos mostraron esa cara oculta y sucio pasado de Mike y la muerte y venganza por su hijo Matt. En esta ocasión, recibe una llamada de su nuera Stacy, para que se quede a cuidar a Kaylee. El abuelo acepta encantado. Lo normal, Stacy, que dejas a tu hija a cargo de un asesino confeso. Cuando la mujer regresa, le cuenta algo importante: lleva con ella todo el rato el dinero que finalmente Matt aceptó (aunque, recordemos, no le sirvió de nada).

No sabe si gastarlo, al considerarlo como sucio. Están viviendo al límite, así que Mike insta a usarlo. Más tarde le observamos hablando con el veterinario que tanto le ayudó –y tan poco preguntó- el día que llegó a Albuquerque. Le pregunta por aquel trabajo que tenía para él, por sus contactos. Parece que la carrera en la cara oculta de la ley de Mike da comienzo, eso sí, todo sea por su nieta.

Solo restan dos episodios de esta primera temporada de BCS y parece que el gran caso que puede catapultar a James a la fama que tanto busca, a su bufete propio y un despacho decente lo ha encontrado a él, haciendo testamentos. Pero hay algo que me inquieta. Según comenta Kim, Chuck no puede trabajar en casos fuera del bufete al que sigue perteneciendo. ¿Traicionará  a su hermano y se quedará el caso para HHM?

Es más. Chuck no parecía, en el flashback, muy entusiasmado con la nueva profesión de McGill. ¿Cuál es el tipo de relación entre ambos? Y sobre su fobia a las ondas, ¿es real? Como vimos con lo del periódico, sí. ¿Se ha recuperado? ¿Será Chuck y esta posible traición lo que transforme a Jimmy en Saul Goodman de cara a la segunda temporada?

Puntuación: 8

Última actualización: 24/03/2015